Luego hay casos curiosos, creo que fue de Berlanga de quién Rodrigo Cortes afirmó que era tremendamente misógino pero nada machista. Que Berlanga odiaba a las mujeres porque las creía abiertamente superiores al hombre en todo, y era algo que le jodía. No tenía un ápice de sentimiento de que fuesen el sexo debil, ni de que fuesen inferiores, ni de que el hombre pudiese prevalecer sobre ellas en nada, lo que le alejaba radicalmente del machismo. Básicamente aceptaba la situación con resignación.
Es una reflexión de lo más curiosa, sí.
A ver; afrontémoslo. Antiguamente se hacían mil barbaridades que contribuían a crear productos más puros, transgresores, arriesgados, auténticos... era una mentalidad de todo por el arte. Y si había que putear a una mujer se la puteaba, si le soltaban el guantazo de verdad se lo soltaban, si se usaba a minorías de aquella manera (y cobrando en bocadillos de chorizo) pues mucho que te habían dado trabajo, si los niños tenían jornadas de adultos, o mil comportamientos totalmente inadecuados, de índole sexual incluso con adultos, pues era por la película...
Un no parar.
Yo sé (no lo creo, lo sé) que esas cosas estaban mal, y hoy en día no sería moral que sucedieran, pero una vez pasadas, es innegable que el resultado fue acojonantemente bueno. Que igual se podía haber hecho parecido sin tanta fatiga para los implicados pero... quién sabe.
Eso en cuanto a rodaje. Luego ya la visión del director y el resultado es otra cosa (un rodaje ha podido ser un infierno y que la película no lo refleje, como Cantando bajo la lluvia, por ejemplo, o ser una película durísima, con escenas al límite y tal, y que todo hayan sido sonrisas al grabarla).
Yo creo (y aquí creo, no lo sé
) que películas como La naranja mecánica, simplemente, es que no se pueden hacer en un estado normal de personas civilizadas. Muchas personas tienen que salir jodidas y puteadas durante el rodaje para que semejante maratón del mal alcance la excelencia a cada momento.