Día 314: Classic X-Men vol. 1 #42. 24 de octubre de 1989
Antepenúltima entrega de la colección que prosigue con la precuela dedicada a Cíclope
Créditos: Chris Claremont (guion); Mike Collins (dibujo); Joe Rubinstein (tinta); Joe Rosen (rotulación); Gregory Wright (color).
Portada de Steve Lightle.
Hoy tenemos la segunda entrega del arco argumental de Claremont dedicado a la infancia de Scott en su triste orfanato de Nebraska. Sin embargo, en el capítulo anterior ya vimos que la nueva doctora residente, Robyn Hannover, se preocupa por el joven Scott. Y por eso, la doctora Hannover lleva a Scott a una exposición de aviones. El niño Summers demuestra tener un gran conocimiento de la aviación, una afición que le viene por parte de padre. Además, allí conoce a Tricie, una amiga de Robyn Hannover.
Tricie está casada con uno de los pilotos que se exhiben: el coronel Richard Boggart. Ambs conectan mucho desde el principio. Boggart incluso ofrece a Scotty darse una vuelta en el avión. En principio, el chaval, ilusionado con la idea, acepta.
Sin embargo, la visión de dos paracaidistas descendiendo con bengalas, saca de la cabeza de Scott los traumas de su infancia más recónditos, especialmente el de la abducción de sus padres, mientras viajaban en avión, y su caída con su hermano Alex, con solo un paracaídas. El pobre entra en shock.
De nada sirven los intentos de Boggart y de Hannover por tranquilizar a Scott, que ha entrado en posición fetal y está hecho un mar de lágrimas. Solo sale de ese estado para rememorar, de forma delirante, su pasado, que comparte con su hermano Alex, al que Hannover no conoce, obviamente.
Hannover se plantea si no habrá hecho más mal que bien, aun con las mejores intenciones, al haber traído al chico a la exhibición de vuelo. De vuelta en el orfanato, la doctora recibe las invectivas del repelente y diabólico Nathan, compañero de cuarto de Scott.
Ya vimos cómo las gastaba el angelito en el capítulo anterior, quien en realidad es una representación de Mr. Siniestro y empujó al suicidio al pobre Toby. Algo de esto capta Hannover, al día siguiente, mientras vuela junto a Tricie: le llega a tener miedo a Nate y se imagina historias de demonios encarnando a niños... vaya vaya.
Sin embargo, Hannover informa de que no se ha podido rastrear la familia de Scott y de que la adopción de su hermano Alex está sometida a confidencialidad y no puede ser revelada. Así las cosas, Boggart se plantea adoptar al chico.
El director del orfanato no se toma bien que Hannover se haya arrogado tantas libertades con el proceso de adopción de Scott, y le recrimina a la doctora por ello. Robyn tiene más bien la impresión de que en realidad no quieren que Scott sea adoptado. Summers, mientras, escucha todo a hurtadillas.
Con todo, el casposo del director Pearson no se opone al proceso de adopción, dejando que las cosas "sigan su curso". Aunque ya veremos lo que significa eso luego😐. Más tarde, Boggart comunica a Scott su intención de adoptarle y el pobre niño se pone a llorar de la emoción y hasta le llama "papá".
Esa misma noche, la doctora Robyn Hannover es secuestrada por Mr. Siniestro en persona, quien le hace saber que se ha entrometido demasiado en los asuntos de Summers. Y que, por supuesto, tomará cartas en el asunto. El resultado: no se sabe bien, pero sí sabemos que el carácter de Hannover cambia.
La verdad es que es inevitable pensar, a poco seguidor que seas de los mutantes, que antes Mr. Siniestro no era un bufón. Cómo acojona el tío. En la página siguiente asistimos a la trágica revelación: Siniestro ha provocado el asesinato de los adoptantes, Boggart y Tracie. Cuando Scott pregunta por la adopción, una Hannover muy fría y distante le comunica que no sabe nada. Si Boggart no aparece, la adopción decaerá.
Es interesante comprobar también el cambio de vestimenta de Hannover, en paralelo a la lobotomización que le debe de haber hecho. De un estilo más desenfadado pasa a vestir con ropa más bien victoriana. Pero sobre todo, el cambio lo delata la sustitución de sus inconfundibles zapatillas deportivas por calzado formal.
Y todo ello mientras el insufrible niño-patada de Nate se regodea en el destino de Scott: nadie le quiere. Pero el efecto en el joven Summers no es el que Nate esperaría: lejos de caer en la desesperación, sabe que algo le ha pasado a los adoptantes, que era querido por ellos y que saldrá del agujero en el que está metido .
La entrega de CXM termina con unas viñetas inesperadas: una joven Jean Grey aparece, junto al Profesor X, diciendo que ha captado una signatura posiblemente mutante con su mente. Se trata de Scott. El jovencito Summers capta el momento, pensando que está viendo a Jean y a Xavier en sueños.
Seguidamente, una imagen de una Jean Grey más crecida ya, y encarnada por el Fénix, envuelve a Scott en cálidas llamas, y el propio Summers es ya un mozalbete. Se trata de una clara imagen premonitoria. Lo que me llama la atención es que aquí el fuego del Fénix tranquiliza.
Esta última página de CXM #42 me resulta, por varias razones, contradictoria. Por una parte, Jean no desarrolla poderes telepáticos hasta algo después de entrar en las filas de la Patrulla-X. Al principio, solo contaba con telequinesis. Soy muy consciente de que con la retrocontinuidad en mente, se sabe que Jean sí mostró habilidades telepáticas desde el principio, solo que Xavier las apagó, aparentemente, para evitar que esos poderes desbordaran a la frágil niña Grey. Sin embargo, me choca que aquí use esos poderes desahogadamente. ¿No debería estar más contenida? La telepatía de Jean se va liberando progresivamente, pero aquí la vemos lucir en todo su esplendor, y ese aspecto me choca mucho. Como también me resulta paradójica la imagen del Fénix como un fuego "que no destruye". Si algo es el poder del Fénix, eso es destrucción.
Así que me quedo un buen rato tratando de desentrañar este simbolismo tan contradictorio a primera vista. Claremont tal vez simplemente quería escenificar que Scott encontraría ese amor que le era negado constantemente fuera del orfanato. Supongo. Y así me quedo, cavilando, hasta la próxima entrega...