Dinosaurio Diabólico: Marvel 100% HC (1978) Reeseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-dinosaurio-diabolico-marvel-100-hc-1978/Jack Kirby puso fin a su carrera en la editorial que le dio la fama con dos colecciones que vieron publicado su primer número de forma simultánea. Una de ellas es Hombre Máquina, cuya reseña he compartido recientemente, y la otra es el título que nos ocupa.
Kirby, cuyo catálogo creativo es ya de por sí amplio y sorpresivo en cuanto a diversidad de géneros, cierra su etapa como autor completo con la colección que toma mayor distancia respecto a la línea oficial de la editorial, la de los superhéroes. Ni más ni menos que una serie protagonizada por un dinosaurio acompañado por un ancestro de la especie humana, situada cronológicamente en un pasado remoto.
Lo primero que llama la atención es encontrarse con un mundo en el que dinosaurios y homínidos coinciden en el tiempo.
Jack Kirby era bien consciente de que dinosaurios y humanos ni de lejos eran hijos del mismo tiempo. Sin embargo, el autor intenta abrir algunas puertas a la posibilidad de que se hubiera dado el caso de semejante coincidencia histórica. Y lo hace en los Despachos del Dinosaurio, una serie de artículos que escribe para los primeros números de Devil Dinosaur, donde parece justificar esa idea en la que se fundamenta la colección, tomando como hipótesis algunas teorías y descubrimientos bastante cogidos con pinzas.
Teniendo en cuenta que hoy en día proliferan los terraplanistas, geocentristas, creacionistas y demás fauna conspiranoica del absurdo, en los setenta debió ser mucho más habitual la existencia de cuestionadores de principios científicamente probados. Pero, independientemente de lo que opinara Kirby sobre el asunto, no necesitaba justificación ni explicación alguna pues el ámbito en el que el Rey trabaja e imagina no es otra cosa que ficción. No hace falta irnos al ejemplo del Universo en el que existen superhéroes, cuando, sin ir más lejos, el propio Kirby mezcla dinosaurios con naves espaciales en esta misma serie. Así que, con inventarse la existencia de un pasado alternativo es más que suficiente.
Diablo es el nombre que el gigante protagonista recibe por parte de su compañero Chico Luna, un peludo antepasado del hombre, que cabalga a lomos de su reptilesco amigo. Diablo, por su parte es un tiranosaurio, por lo menos bajo los ojos de Kirby.
La insólita pareja corre sus aventuras en un salvaje mundo lleno de peligros. Marginados por el Pueblo Pequeño, el que vio nacer a Chico Luna, y asaltados por el Pueblo Asesino, la facción bárbara de los homínidos primitivos.
Jack Kirby tiene aquí su banco de pruebas definitivo. En este título final de su carrera en Marvel, el autor es más libre que nunca. Todo tiene cabida aquí, desde naves espaciales hasta viajes en el tiempo, pasando por brujas y hechiceros. Kirby hace lo que le viene en gana, metiendo elementos de todo tipo sin apenas orden y en ocasiones entrando en la incongruencia.
Un mundo donde un tiranosaurio es el insólito héroe de la función, mientras quien hace el papel de "villano" entre los dinosaurios es un triceratops. O donde un iguanodon se comporta como una bestia terrible y agresiva cuando en realidad se trataba de un pacífico herbívoro. Hasta se insinúa que el propio Diablo es vegetariano.
Ademas de hacer frente a las amenazas perpetradas por los homínidos que quieren dar caza a Diablo, Kirby no se está de deleitarnos con peleas titánicas al más puro estilo kaiju, ya sea contra cavernícolas gigantes, insectos descomunales u otros dinosaurios.
Pero la sobrada definitiva viene con la incursión de la colección en el campo de ciencia ficción por antonomasia, la relativa al espacio exterior. Una flota de naves espaciales irrumpe en el valle donde se desarrolla la acción y una legión de robots armados capturan a los protagonistas con el objetivo, como no, de conquistar la Tierra.
Pasado remoto frente a futuro avanzado. La mezcla imposible entre dinosaurios e invasores extraterrestres que solo podía tener lugar en la fantasiosa mente de Jack Kirby.
El siguiente paso es el de introducir a un espécimen femenino, una homínida, por supuesto. Kirby juega otra vez con los conceptos que le placen bautizándola como Eva, como si nos estuviera contando su particular Génesis y la chica fuera realmente la primera hembra de la historia.
Pero no sólo eso, sino que también vemos improvisado un Jardín del Eden, encerrado dentro de una cúpula creada por el Árbol del Demonio, que en realidad es un sofisticado computador dejado por los invasores.
Los últimos adversarios en hacer aparición son los dino-jinetes, un clan cuyos miembros cabalgan a lomos de pequeños dinosaurios, salvo el líder de la tribu, que lo hace sobre un triceratops.
Y llegamos al noveno y último número de la colección, en el que Kirby nos presenta otra de sus alucinadas. Una primitiva bruja entra en escena introduciendo las aventuras de Diablo y Chico Luna en el terreno de las artes ocultas... y de los viajes en el tiempo. Porque sí, nuestro dinosaurio cae en un pozo sin fondo que resulta ser un portal temporal, apareciendo en 1978 hasta que milagrosamente es devuelto a su propia era.
De esta forma, Dinosaurio Diabólico llega a su fin. Y con ella, la carrera de Jack Kirby en Marvel.
Conclusión.Más que nunca, para fans de Jack Kirby.
El Kirby más desatado y sin frenos. No es el mejor Kirby, ni de lejos, pero sí una descriptiva muestra de su mundo interior.
En el plano gráfico, en su línea habitual, bien escudado por el entintado de Mike Royer, que le tenía cogido el punto al Rey.