Me hace gracia leer a Mc como un joven Essex que no hace concesiones, riéndose siempre del moderno del pueblo. Creo que tienes parte de razón y a la vez no la tienes. Que eres demasiado radical en tus conclusiones, aunque, está claro, este autor es un hate or love it de manual. Es curioso que en mi caso siempre me haya escapado de ambas facciones, desde sus primeras películas; ni echaba espuma por la boca toqueteándome compulsivamente, ni salía a la calle con antorcha y horca para Lyncharlo.
Por mi parte, Lynch siempre me ha dejado la sensación de "¡Ah, qué buena idea y qué bien realizada! Pero te falta alguien que te ate y te quite toda la morralla y las boberías". Veo un gigante visual, con uno de los ejemplos de cine más arriesgados y mejor realizados, a veces, puro surrealismo e imaginario visual, una potencia artística sin límites. Lynch es muy parecido a Gilliam, otro director colgado del ala, que o te hace una maravilla, o se funde el presupuesto de toda la película en una escena de dos minutos. ¿Y hace buenas películas? Pues generalmente no. Son excesivas, recargadas, fragmentadas... pero están llenas de piedras preciosas. Con Lynch pasa un poco eso (aunque me gusta mucho más que Gilliam) sus obras siempre tienen algo de paja, de exceso, aunque todas ellas tengan pura magia en ese diálogo, esa escena, ese personaje.
Con Twin Peaks, a mí por ejemplo, cosas como el 08 sí que me encantan, porque es visual puro, Lynch desatado con imágenes y composiciones. Si eso no te gusta, no estoy del todo seguro que debieras seguir con la serie, pues sus mejores partes tienen mucho de eso. Creo que esta tercera temporada ha mejorado en mucho varios aspectos, y es más sólida y uniforme, aunque en mi caso, lo que se me ha hecho verdaderamente pesado, son los capítulos humorísticos y el relleno constante:
Ocurre que uno solo quiere Logia, Logia y Logia, y venga capítulos de Dougie haciendo el imbécil, venga capítulos sacando chorradas. Al final, te queda la sensación, de que de los 18 capítulos, hemos perdido 10, que podíamos haber aprovechado en el auténtico Cooper, en los personajes de las logias, en Laura Palmer, o en dar verdadera entidad a los secundarios de toda la vida (Donna, Shelly, Bobby).
En fin, desde luego no es perfecto.
Pero creo que tampoco se trata del clásico caso del vestido del emperador, Mc.
Lynch no es (solo) un farsante charlatán que viene a robarte la cartera. El tío hace verdadera magia cuando quiere.