Pocos guionistas me han cabreado más que Bendis en estos últimos años. Pocos. Tal vez Lobdell, que si no me cabrea más es porque trato de evitarlo a toda costa. Pero quizá sea únicamente porque Bendis me acaba vendiendo la moto, me convence de que es capaz de grandes cosas... y luego resulta que su mayor cualidad es esa, vender motos, pero luego cuando la arrancas la moto peta y te explota en los huevos. Ni puta gracia.