Tú coges la historia de Armónica, con su música personal, con su flashback (y vaya flashback el de la soga), su mirada acerada del mejor papel de Charles Bronson, y le pones un supervillano como Henry Fonda (otra idea de genio, poner al precedente de Tom Hanks en cuanto a confianza y fachada tarta de manzana del americano modelo, y ponerlo de un villano hijoputa sin escrúpulos. Decisión de absoluto visionario), y tienes un tebeo de superhéroes. Siempre se ha dicho que los forajidos son en buena parte un precedente claro del cómic de superhéroes, y el espagueti sin duda potenció esas similitudes.
Es curioso como tanto en
Centauros del Desierto y
Hasta que llegó su hora el motor principal del argumento es la venganza. Y resulta mas curioso como se enfoca la venganza en ambas películas. Armónica busca su venganza de forma justa, equilibrada, con aires heroicos. Y luego esta la venganza que busca Ethan Edwards en Centauros. Una venganza llena de racismo, de odio y cuyo objetivo final es nada menos que matar a su sobrina. Esos dos tipos de venganza parecen intercambiados. El de Ethan seria más propio de las películas de Leone y el de Armónica en las de John Ford...hasta que John Ford decidió trastocar las reglas y ponerlo todo patas arriba con Centauros. Coge a John Wayne, literalmente un superhéroe, y lo deja caer al lado oscuro.
Leone hace lo propio al dejar al espectador totalmente fuera de juego metiendo a Henry Fonda de despiadado villano. Que más malvado puede ser que el rostro del mal sea el del héroe de corazón puro.
Ambos directores arriesgaron mucho en estas dos películas, y acertaron magistralmente.