Aclarar que para estos rollos culebronescos de hermanos gemelos, hijos perdidos y paternidades no reclamadas propios de una telenovela venezolana, no estoy muy por la labor, no. Hace falta un gen maruja del que carezco por completo. Y por supuesto, es una de las formas de ficción más bajunas que existen (¿de quién es el niño?) desde que se inventaron, allá por María, Jesús y José. Que era una mierda de libro.
Ergo, Guolberain de golondriers, es lectora potencial de Pasión de Gañanes mínimo