He leído Star Wars Nº 38-43.
No me había dado cuenta, pero el anterior bloque era el final de la etapa de Jason Aaron al frente de la cabecera. En estos números arranca la etapa escrita por el guionista Kieron Gillen, con un arco argumental titulado "Las cenizas de Jedha". Hay que decir que Gillen coge el testigo de una forma impecable, integrando su historia dentro de la saga fílmica y continuando con el desarrollo de los personajes que venía haciendo Aaron, en un buen ejercicio de continuidad. Le acompaña Salvador Larroca que continúa con su fotorrealismo impostado y su pasión por presentar personajes con caras de actores españoles como la reina Trios, aunque no es el único caso, me ha dado la sensación. A mí esto me saca de la lectura muchísimo, y la verdad es que no entiendo ni me gusta esta faceta del dibujante español, que ya me hizo abandonar el título de Iron Man, junto con los guiones de Matt Fraction. Aunque es cierto que más o menos se tolera, hay viñetas que son un auténtico horror, y ver esas caras digitales con un rictus tan extraño no ayuda demasiado. Yo no he sido una gran fan de Larroca nunca, pero antes me parecía al menos un dibujante de cómics, ahora no sé muy bien como lo definiría.
La historia gira en tono al planeta Jedha, que tras ser destruido por el Imperio ahora intenta sacar de sus restos todos los cristales de kyber que pueda. Sin embargo, se encuentran con la resistencia de los partisanos del planeta, a la que se unen nuestros protagonistas de la alianza rebelde, prácticamente todo el elenco de personajes más conocidos y queridos de la saga. Leia intentará demostrar a los partisanos que les conviene su alianza mientras son atacados por las fuerzas del Imperio. De forma simultánea, Luke sigue explorando su conocimiento de la Fuerza en su deseo de convertirse en jedi, por lo que acudirá al tempo derruido de una secta de Jedha donde aprenderá una importante lección sobre el lado oscuro. A mí este aspecto me parece especialmente interesante, y sirve muy bien para ampliar el aprendizaje de Luke y como llega a comprender que no puede continuar su senda sin alguien que le sirva de guía. Ahí entraría Yoda, supongo. Yo siempre he considerado que rellenar ciertos huecos de la películas es un poco complicado, al menos sin entran en ciertas contradicciones, pero creo que Gillen no lo hace nada mal.
Además, Gillen cuenta una entretenida historia del conflicto perfectamente plausible y donde destaca su tratamiento de los personajes, que son totalmente identificables, con sus personalidades particulares. Aaron lo hizo bastante bien, todo hay que decirlo, que si Gillen sigue en esta línea es muy posible que incluso lo supere, convirtiendo esta serie en un buen complemento a la saga fílmica original. Por lo menos, yo creo que cualquier aficionado a Star Wars puede disfrutar con estos cómics de historias sobre la saga, sin sentirse engañado o defraudado. Muy contento con esta línea argumental y espero que Gillen mantenga el ritmo para disfrutar de la recta final de la colección.