Antes de dejar el velatorio, creo necesaria una mención al gran trabajo de Zulli. Su dibujo hyper detallista es un contraste brutal después de venir de las Benévolas de Hempel. Otra vez Gaiman le da en el clavo al escoger al autor correcto en el momento correcto. Aquí Zulli le da la épica que este arco se merece. ¡Y encima son dibujos sin entintar! Que es cuando mejor se aprecia la destreza, o falta de ella, de un dibujante. En el Companion mencionaban que fue un reto publicar estos números sin entintar por aquél entonces, ya que la tecnología de los medios editoriales justo empezaba a permitir este tipo de jugadas arriesgadas. Y fue todo un acierto, son unos números de coleccionista, en concreto el epílogo “un domingo de luto” mi preferido. Me encanta la reflexión de Hob Gadling sobre los distintos momentos históricos y cómo el tiempo los va desdibujando irremediablemente, ¡incluyendo una Catalina de Aragón negra!
. Y su conversación con Muerte en la antigua posada es bien emotiva.
Ninguno de vosotros hacéis mención al consejo que le da Destrucción a Daniel, del que no se dice explícitamente nada. ¿Qué creéis que le dice? Mi hipótesis es que le dice que recuerde quién y cómo era su antecesor y lo que le llevó a su trágico destino. No repetir errores del pasado y ser uno mismo sin formalismos ni ataduras a reglas autoimpuestas.
El Velatorio es una gran recopilación de todos los personajes que han pasado por la serie, desde el más grande al más insignificante, cada uno con su huella particular. Un cierre precioso no exento de épica y poesía. Pero está claro que nos vamos, que es el fin, un arco para cerrarlo todo.
Y Matthew una vez más siendo nuestro punto de vista, haciéndonos empatizar con el sufrimiento de un pájaro mágico. Grande.
Es un arco necesario (al menos los 4 números de cierre), pero ya veníamos con la despedida hecha del arco anterior , ya llegas llorado, aunque confieso que ver "irse de rositas" a Thessalia, Lita... Deseo, si despierta alguna emoción más...
Y luego está lo de Shakespeare, que confieso que nunca he terminado de cogerle el punto a sus historias con Morfeo...
A mi me pasa exactamente igual y cerrar esta colección con uno de esos números...
Los buenos conciertos no acaban cuando tocan la última canción del repertorio, siempre llegan uno o dos bises como colofón final al conciertazo. Y The Sandman es como uno de ellos, con las Benévolas podríamos decir que ya ha acabado el concierto, pero Gaiman no se queda aquí, no se contenta en ofrecernos el epílogo que serían los cuatro primeros números del velatorio sino que de propina nos ofrece dos “bonus tracks” para acabar saciando nuestro apetito y poder salir de la sala bien satisfechos.
A mi, el capítulo final de “La tempestad” sí que me ha gustado, aunque es cierto que al igual que el “Sueño de una noche de verano” hay que releerlo con calma varias veces y, a poder ser, conocer la historia de la obra original de Shakespeare, para poder apreciar todas las metáforas y paralelismos con la obra de Gaiman.
…y con Deseo solo "deseo" que la pifie y muera también (necesitamos un Deseo con menos rencor en su corazón, y Rose Walker sería una opción)…
No había caído, pero me parece acertada esta reflexión. Rose Walker es la sustituta natural de Deseo, rompecorazones como Deseo, insatisfecha como Deseo, inmortal como Deseo, y cuando Deseo teme por su desaparición a quien va a ver es a Rose. Quien sabe, si en el sótano de la casa de Burgess, Rose no se hubiera puesto filosófica sobre el amor y hubiera dejado hablar a Deseo, quizá Deseo hubiese tenido tiempo de hacerle la propuesta en firme de que fuera su sucesora.
Ahora toca el broche a la lectura con la precuela y las ngs!
Por mi, empezamos mañana (o damos por empezada como tocaba hoy) el arranque de la lectura de Obertura, tengo muchas ganas de volver a leerla (y comentarla con vosotros) ¿Que decís? ¿como van vuestras lecturas? ¿hemos cerrados todos ya el #75 con la lagrimilla en la cara?
¡Vamos a por ello! Yo le tengo muchas ganas, más que nada porque este arco lo abordaré “virgen”
. No he leído Obertura aún. Me lo reservaba para una buena ocasión como esta. Así que allá vamos, ¡mente abierta!