Bueno, pues habiendo sido yo quien propuso el libro, qué menos que comentarlo, aunque sea tarde
Gilbert K. Chesterton es uno de mis escritores favoritos. También de autores como Gaiman, a quien pintó en el personaje del Campo del Violín (llamado también Gilbert, y que es calcado a Chesterton) en su Sandman, o Pratchett, que junto al anterior dedicaron a Chesterton su libro Buenos Presagios (con la dedicatoria "Él sí que sabía de qué iba todo esto").
"El hombre que fue Jueves" es uno de sus libros más famosos, si no el que más. Y es cierto que, a priori, no es un libro fácil. Como ocurre también a "El perfume", el libro tiene un subtítulo que suele olvidarse, y además con buena razón, porque es un tanto spoilerítico
En el caso de El Perfume es "Historia de un asesino"; en el caso de El hombre que fue Jueves, "Una pesadilla".
(voy a incluir algún spoiler por mi parte en esta reseña, porque supongo que a estas alturas no quedará nadie que vaya a leerla y no lo haya hecho ya; pero si alguien pretende hacerlo y quiere leer la reseña, avisadme y oculto los spoilers
)
De manera que, como dice el spoiler, el libro cuenta una pesadilla, una bajada a los infiernos por parte del protagonista, que contiene un giro final esperanzador, una "eucatástrofe", como diría Tolkien. La historia comienza de forma singular, con un duelo verbal entre dos personajes en un parque de Londres, duelo en el que Chesterton hace gala de su querencia por las paradojas; en él, se enfrentan un anarquista (más bien nihilista, en realidad) y un poeta, que entró hace poco de forma extraña a la Policía, y que defiende que la libertad sólo es posible a través del orden, y que lo más épico del mundo es la hoja de horarios del Metro; paradojas que describen bien la filosofía del "milagro de la normalidad" en la que el autor profundiza en otros libros, como el maravilloso "El Napoleón de Notting Hill", que describe un Londres que va a la Revolución en nombre de las farolas de la calle y de las carnicerías (el motivo de la prosaica farola como símbolo de lo épico lo recogería después CS Lewis en Narnia, por cierto).
El personaje, tras el duelo dialéctico, es llevado por el anarquista, bajo palabra de honor de que guardará silencio, a una reunión donde, con engaños, consigue ser nombrado representante de Inglaterra (o "Jueves") en el Consejo Mundial Anarquista, donde cada miembro tiene el nombre de un día de la semana, y lo preside el imponente (en personalidad y en cuerpo) Domingo. A partir de ahí, el personaje se debate entre la necesidad de avisar a la policía del crimen que se está preparando, la imposibilidad de hacerlo por haber empeñado su palabra, el temor a ser descubierto, y la alegría por determinados descubrimientos. Pero todo esto ocurre en una estructura casi de vodevil, donde, como decía
Steven, tras los primeros episodios la estructura está clara. Es como cuando en las obras de enredo sabes lo que va a pasar (o bueno, qué decir en un cómic de superhéroes), pero no por eso dejas de divertirte. Si te centras en cómo los personajes van recibiendo cada nuevo giro de la historia, llegas a sentir con ellos el miedo y la desesperación de ver que todo en lo que uno creía está cayendo de arriba abajo.
Todo cobra sentido (filosóficamente; narrativamente, como digo, no lo tiene: ¡es una pesadilla! Incluso hace el chiste de "lo normal ahora sería despertar en la cama y decir '¡Todo ha sido un sueño!'") al final, cuando se descubre que dos importantes personajes, referentes del Bien y del Mal, eran el mismo. Con ello se explicita el mensaje de la obra, que pretende ser una explicación del "Problema del Mal" es filosofías como la cristiana. Es cierto, de todos modos, que este final se hace un tanto abrupto, mientras que la llegada al desenlace se alarga demasiado. En mi primera lectura me desconcerté bastante, como le ha pasado a
Steven, y en una segunda, conociendo ya el hilo de la novela, lo he disfrutado mucho más.
En resumen, un libro difícil, que gana con la perspectiva. Por cierto, Pratchett llegó a decir que era su libro preferido; y él también sabía un poco de qué iba esto