Rastros de Sangre #5 de Shuzo Oshimi
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Rastros de Sangre #4Cada vez se me hace más y más complicado escribir las reseñas tomo a tomo evitando los spoilers, y es que, hemos llegado a un punto en el que la cosa está tan rematadamente enfermiza que casi cualquier cosa que se diga puede interpretarse como revelar demasiado de la trama. Pero nunca hay que acobardarse ante un reto y ahí va mi comentario sin spoilers:
El tomo anterior nos había dejado a Seiichi con Fukiishi, en una situación sino complicada para Seiichi, por lo menos incómoda, pero parece que el amor entre ellos puede solucionarlo todo ¿o no?
Así, en este volumen vemos cómo Seiichi está con Fukiishi mientras que Seiko busca a Seiichi desesperadamente. Yo sólo con ponerme en la piel de Seiichi me sentía bastante incómodo, y es que se dan unas situaciones en este capítulo que tienen que ser difíciles para cualquier chaval de su edad, contra ni más para Seiichi, que ha sido un niño sobreprotegido durante toda su vida y apenas ha salido de la burbuja de protección de Seiko. Uno de los momentos más interesantes es, sin duda, cuando volvemos a ver a Seiko y el, en apariencia, infierno por el que está pasando. Es una madre destrozada porque quiere volver a ver a su hijo, y cuando se derrumba, salen a la luz destellos de cómo parece ser realmente y esos traumas que comentamos en anteriores capítulos que parecen haberla hecho forjarse una actitud como la que tiene. Pero yo no termino de estar convencido de que lo que vemos sea Seiko realmente y no ella finjiendo por si Seiichi la está mirando... hemos llegado a un punto con Rastros de Sangre, que no espero nada sincero ni bueno de absolutamente ningún personaje.
A partir de la aparición de Seiko, todo se complica para Fukiishi y Seiichi, y si ya parecía que no llegaba demasiado riego a las cabezas en la serie, ya a partir de aquí es para echarles de comer aparte. Qué panda de gente enferma, de verdad, y el como acaba el capítulo... me da una mezcla de tristeza, rabia y malestar...
Como siempre Oshimi sabe manejar los tiempos y las emociones de manera brutal, los momentos con tensión casi ni respiras por pasar de página, y muchas veces estás leyendo con mala cara. Me he sentido hasta sucio leyendo este capítulo, sinceramente, no sé cómo va a ir resolviendo los frentes ni si pretende hacerlo, sólo sé que estoy deseando de tener el siguiente entre las manos.
Por supuesto, y como ha dicho OMNI, hay que mencionar el dibujo, que a cada capítulo se supera, con su dominio de la expresividad y los enfoques, todo ello con una muestra de estilo siempre claro y con personalidad, y yo destaco también un aspecto que creo que tendrá más importancia de la que intuimos; la aparición en ¿cada tomo? de esa imagen a doble página del primer plano de Seiko sonriendo que ya vimos en la primera entrega.
¿Por dónde tirará ahora Oshimi?