Aplicar la retrocontinuidad no siempre es negativo, hay varios ejemplos en los que se ha hecho de forma magistral: Frank Miller introduciendo a Stick y a Elektra en la historia de Daredevil, Steve Englehart explicando que el Capitán América de los años 50 no era el verdadero, Ed Brubaker trayendo de vuelta a Bucky Barnes en lo que es una resurrección bordada...
Pero ojo, que cuando lo que se trata de rebatir (o complementar) son auténticas obras maestras, hay que tener especial cuidado, porque se corre el riesgo de meter los pies en el fango. Como en el caso que nos ocupa: La muerte de Gwen es una obra maestra, concebida por auténticos genios de la viñeta, a los que además la jugada les salió redonda. Sólo otra obra maestra de superior calidad podría rebatir lo que en ella se narra. Y claro, es evidente que tanto Revelaciones (donde se narra que Norman Osborn sigue vivo) como Pecados del pasado (donde se desvela una "supuesta" relación de Gwen con Norman Osborn que deriva en el nacimiento de dos hijos) son dos obras muy inferiores a La muerte de Gwen. Y así les ha ido, son dos de las sagas arácnidas más polémicas y criticadas, por mucho que actualmente Norman Osborn tenga especial protagonismo en el Universo Marvel.