Pues allá voy
Vistos los 8 episodios. Mi background es que teniendo este manga 26 años y sin final a la vista, a España llegaron noticias de él hace 19 y yo lo voy siguiendo al día desde ese 2004. Los últimos 19 años de mis vida han estado marcados por esta serie que es mi shonen favorito con diferencia. Así que aquí va mi crítica.
La serie de Netflix está muy bien hecha, se nota que han metido billetes (alguna cosilla de CGI me canta un poco pero estamos en una época de CGI desastroso y este no llega a tanto yo creo), hasta las cosas chorras me han entrado, a pesar de tener muchas menos cosas chorras que la obra original. Los personajes son reconocibles y sus interpretaciones e interacciones mejores de lo que esperaba, y tienen sus momentos One Piece, esos que te ponen los pelos de punta o te acercan a la llorera pero de nuevo unos cuantos menos que la obra original. Las sagas están resumidas y retorcidas para adaptarlas a la duración que deben tener para los episodios, se cambian. varían y omiten MUCHAS cosas, algunas de ellas entran bien o las veo conseguidas y necesarias, otras me parecen un error con respecto a la obra original o que se pasa por encima con prisa, hasta hay personajes directamente omitidos y no entiendo por qué. Hay una trama concreta que la han adelantado como 500 episodios del manga para meterla aquí, que es lo que mas me ha esguinzado el cerebro.
Diría en resumen que tiene un mejor ritmo que las sagas iniciales del manga, mucho mas televisivo y supongo que mas fácil de que enganche al espectador casual, se ha occidentalizado bastante para alejarla de tropos del shonen que tienen mas que ver con el slapstick y que serían imposibles de añadir aquí, el fan del manga va a decir muchas veces ¡QUE! y no va apoder pasar por alto que se han saltado cosas o que esto o aquello no ocurre así, el que llegue nuevo puede acabar sorprendido si entra en el rollo que plantea, y no he podido evitar venirme arriba con algunos momentos con los que ya me vine arriba hace casi 20 años.
Veré la siguiente temporada aún con mis momento de arrugar la cara ante los cambios.