Ka-Zar el Salvaje: Marvel Limited Edition 2: Tomaré Manhattan (1982-1983) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-ka-zar-el-salvaje-marvel-limited-edition-2-tomare-manhattan-1982-1983/Segundo volumen correspondiente a la segunda colección de Marvel protagonizada por Ka-Zar.
Una segunda entrega que pone continuidad a aquel estupendo primer tomo en que se nos descubría un nuevo escenario para las aventuras del señor de la jungla. Me refiero a esa vasta extensión de la Tierra Salvaje llamada Pangea, marco en el que se ha venido desarrollando la práctica totalidad de lo que llevamos de colección.
El Ka-Zar de Bruce Jones y Brent Anderson, como habitualmente se denomina a este título, pasa aquí a ser el Ka-Zar de Bruce Jones debido a que, a lo largo de este segundo tomo, el dibujante va cediendo su puesto a otros artistas. Ya en el primer arco argumental Anderson empieza a derivar parte de su labor en Armando Gil. Además de ocuparse del entintado, Gil termina el dibujo a lápiz de un Brent Anderson que se limita al abocetado. Un cambio que, por desgracia, repercute negativamente en el resultado final.
Entrando en el arco en cuestión, Bruce Jones nos sigue presentando pueblos residentes en Pangea, siendo esta vez el turno de los Hombres de los Árboles, una raza de hombres provistos de cola prensil. Sin embargo, la nueva tribu, más concretamente un apuesto macho llamado Mele, no deja de ser, en realidad, el objeto útil para lo que parece que realmente nos quiere contar el guionista: un nuevo capítulo en el tira y afloja amoroso entre Ka-Zar y Shanna. La necesidad de Shanna de encontrar el amor, los celos e indecisión de Ka-Zar y demás clichés de lo que no deja de ser cómic romántico, sólo que ambientado en la selva.
Para mi gusto demasiado darle vueltas a lo mismo, pero al menos la trama gana interés cuando Mele muere accidentalmente y la tribu acusa a Ka-Zar de haberlo asesinado. Más, cuando los particulares códigos éticos y existenciales de la raza de arborícolas obligan a Shanna a ejecutar al presunto culpable.
Los dos siguientes episodios siguen la misma línea costumbrista romántica, pero creo que son más interesantes. Más que nada por el buen humor y la ironía con el que los dos protagonistas se acaban tomando sus riñas y ridículas discusiones de enamorados.
Podríamos afirmar que lo que emprende Jones es un estudio de las relaciones de pareja y sus fricciones, indecisiones y miedos. Y lo hace, en este caso, en base a una escritura amena y madura.
Dibujados por Ron Frenz, que va a ocuparse de este apartado en buena parte, estos episodios significan el abandono de Pangea y el regreso de Ka-Zar y Shanna a la Tierra Salvaje.
El primero es un regreso a las incursiones en la ciencia ficción un tanto surrealistas del primer tomo, cuando un par de alienígenas metamorfos aterrizan en la Tierra con el único fin de jugar a un siniestro juego que se traen entre manos. Un número divertido, bien escrito y bien dibujado.
El segundo es todavía más singular. La ingesta de unas setas alucinógenas traslada a Ka-Zar a creer vivir dentro de la novela de detectives que viene leyendo.
Pero lo que da cuenta del cachondeo que se traen entre manos autores y editores con esta colección, es la inclusión, al inicio y final de varios números, de unas páginas de viñetas de acción real protagonizadas por ellos mismos en la oficina. Evidentemente, es humor sin paliativos, pero a la hora de la verdad no aportan nada a los cómics en sí.
Lo que resta de tomo, más o menos la mitad, viene ocupado por una extensa línea argumental en la que Bruce Jones pega un giro hacia esquemas más convencionales de acción superheroica. La inclusión de villanos de procedencia occidental, sumado al traslado forzado de nuestros protagonistas a Nueva York, posibilita que Jones le dé un vuelco al tono general que venía transmitiendo la colección hasta el momento.
Una saga cuyo apartado gráfico pasa por tres nombres diferentes, concretamente los de Brent Anderson (finalizado por Armando Gil), Ron Frenz y Bob Hall, cosa que no impide que el dibujo en general sea bastante uniforme.
La historia tiene inicio con la llegada a la Tierra Salvaje de una expedición botánica comandada por Ramona Starr, una mujer de armas tomar que viene a dinamitar la creciente química entre Ka-Zar y Shanna. Pero un accidental disparo a la frente de Ka-Zar obliga a trasladar al señor de la jungla a Nueva York ante el riesgo de que la bala penetre fatalmente en su cerebro. La trama deriva en una consecución de secuencias de acción en la jungla de asfalto y la entrada en escena primero de Kraven y luego de Spiderman. Eso hasta que nuestro señor Kevin Plunder aparentemente muere y entramos en una espiral de dramatismo y posterior psicosis por parte de Shanna. Mientras, el propio Peter Parker se queda sorprendentemente como un secundario más de la colección, básicamente en el papel de confidente consolador de la afligida Shanna.
No se puede decir que la saga incite al aburrimiento por el cúmulo de giros y sorpresas que alberga, pero sí que se nota una extraña sensación de dispersión. El papel de Kraven, una vez más sacando a relucir su código de honor, esa Shanna enloquecida, ese Peter Parker que parece fuera de continuidad respecto a sus colecciones propias y que hasta está cerca de tener un lío con Shanna...
La segunda mitad de la saga aclara todo el embrollo y le da sentido. Resulta que Ramona y los suyos son agentes de IMA y que la planta que buscaban en la Tierra Salvaje se usa para fabricar potentes explosivos. Explosivos con los que pretenden derrocar al gobierno de los EEUU. Ka-Zar, por su parte, "estaba de parranda" siendo controlado por los malos por medio de un electrodo implantado.
Como digo, argumentalmente ahora tenemos un razonamiento lógico, además de unas buenas escenas de acción de género de aventuras, en especial el rescate y huida final hacia la Tierra Salvaje, por lo que el conjunto puede resultar disfrutable. Sin embargo, a la saga la sigue persiguiendo la sensación de giros forzados, y también creo que el ritmo narrativo se ve lastrado por demasiadas explicaciones en forma de flashback sobre lo ya visto en tiempo presente.
Ya en la Tierra Salvaje y con una Shanna fuera de sus cabales, el episodio que cierra el tomo termina en un interesante cliffhanger que parece devolver a la colección a sus inicios. Veremos.
No me olvido de la serie de episodios cortos protagonizados por Zabú que complementan casi todos los números incluidos en este tomo. Los Relatos de Zabú iniciaron su andadura en los últimos números del anterior volumen a modo de historias sobre animales en su hábitat natural y el añadido de un narrador en off. Una idea difícilmente sostenible en el tiempo que Bruce Jones va dejando atrás ya en los primeros episodios de este tomo con la incorporación de figuras humanas y bocadillos de diálogo.
El principal interés de estos números está en el relato sobre el primer encuentro entre Zabú y un Kevin Plunder preadolescente acabado de aterrizar en el país selvático que se convertirá en su hogar. Los otros humanos que se pasean por esta serie de relatos constituyen el apartado antagonista. Se trata del ya conocido Maa-Gor y su tribu de cavernícolas.
En cualquier caso, una crónica que nos podemos saltar sin perdernos nada realmente interesante.
En lo referente a la parte gráfica, inicialmente a cargo de Gil Kane, recae muy mayoritariamente en Val Mayerik, que hace un buen trabajo.
Conclusión.Creo que este segundo tomo baja bastante el nivel respecto al primero. Además de cierta dispersión de ideas y de perderse por el camino parte del espíritu inicial de la colección de Bruce Jones y Brent Anderson, los guiones aquí creo que son menos interesantes.
Con todo, puede dar para un aceptable entretenimiento.