En cualquier caso, al menos Vaerun ha aprendido una valiosa lección: se puede ser muy crítico, ácido y disconforme sin decir simplemente "ese tío es imbécil".
Y no será porque no levante pollas el tema, que la mía, me la tiene quemada.
En fin.
PUTA-MIERDA-DE-FUTURO. Es así.
Y esto, amigos, es lo que siempre me asquea del mundillo youtuber (del mundillo, no de la herramienta).
Famoseo casposo de tíos que se graban en su casa y se creen divas del pop.
Fenómenos multitudinarios vendiendo camisetas, condones y dildos con la cara de los susodichos.
Una auténtica oda a la cultura basura. A niños y no tan niños que no admiran a un actor, a un dibujante, a un escritor, sino a un pobre pardillo con una cámara que suelta tres gracias sobre lo que los otros hacen.
Pero eh, es lo que queréis. Pues para vosotros.
El E3 del videojuego de 2025 irá sobre gamers y youtubers, pero sin un puto diseñador, programador, director de videojuegos. Esos "pringados" detrás de las obras que mueven esos mundos del ocio. Esos pringados que ni conocéis. Pero viene un tío jugando a esos juegos en su casa y saltáis como folclóricas. Pues vale. Igual que perseguían a Paquirrín o Belén Esteban para fotos, firmas y abrazos. Pues venga.
Valiente mierda de cultura y de referentes esperan a las próximas generaciones.
Pero ya están aquí.
Youtubers que firman más que David Lloyd en dos días.
Youtubers que tienen el triple de cola en la Feria del Libro que Jesús Carrasco, Almudena Grandes o Ray Lloriga. Pues bien.
Y luego hay quien no entiende que nos quejemos de que el mundo se vaya a la mierda.
Porque el tipo que comenta las jugadas del partido, es más famoso que Messi y Ronaldo juntos, gana más, lo tratan mejor, y firma sus camisetas.
¡Olé!