Bueno, pues sigo on fire (lo que me dejan, que me están dando el verano las putas traducciones y encargos urgentes de mierda monos, Bonelli y demás):
Me leí
Esta noche moriré, de Fernando Marías, bastante bien, la idea chula, el tema epistolar un poco alargado, pero muy buena prosa.
Luego cayó
Un trago antes de la guerra, el primero de la serie de Kenzie&Genaro, del puto amo Lehane. Como siempre, muy fresco, muy bien escrito, grandes personajes, un Boston y Dochester inmensos, aunque la trama de bandas era un pelín rocambolesca y hasta cierto punto difícil de creer.
Ayer me fusilé por la noche las 250 páginas que me quedaban del segundo,
Abrázame oscuridad, porque no podía irme a dormir sin saber qué coño pasaba. Me dieron las tantas, pero mereció la pena. Quizás me gustó y enganchó algo más el primero, pero este, sobre un asesino en serie, tiene escenas muy potentes. Igual que el anterior, un poco increíble en el mal sentido, con muchas casualidades y un exceso peliculero, pero muy entretenido.
Ahora, y lo voy a decir aquí:
He encontrado el paraíso. Ya he dicho alguna vez que los amigos y comerciales de las editoriales suelen regalarme libros (normalmente por tener el detalle, otras para que los reseñe, aunque ya no me dedico a eso). Pero aun así, con toda la mierda que entra en casa cada semana, sigo saliendo a cazar. Pues bien, esta semana he encontrado un tesoro. Cágate:
Yendo por el paseo marítimo de la costa donde paso este mes, me veo a los manteros con sus zapas, camisetas, collares y bolsos. Lo normal. Como suelen interesarme poco las cosas que venden, iba a lo mío, que es regalarle cosas a mi mujer. Cuál es mi sorpresa cuando al seguir andando me veo
una manta llena de libros. El corazón me hizo boom. Eso solo lo entienden los libroadictos como yo, putos yonquis de la página impresa. No veas el chute.
Segunda gran noticia, calma corazón: los libros eran
nuevos No hablo solo del estado, que era impecable, blanco nuclear recién caídos del camión, sino que se trataba de todas las novedades editoriales; el último de Reverte, Silva, Grandes, Aramburu, Sierra, etc.
Tercera gran noticia: los libros se vendían al peso. Todos, fuera cual fuera, a 15 pavos. Lo cual, teniendo en cuenta que algunos marcaban hasta 25€ en el código de barras, era un puñetero pasote.
Cuarta gran noticia: como en otra vida debí ser usurero, le hice un quiebro a mi colega de Senegal que le dejé la cadera torcida. Te voy a quitar media manta del tirón, pero me dejas los libros a 10€. Venga, sabes que quieres. No te niegues.
Dicho y hecho, en dos tardes le limpié media manta, llevándome 5 libros por 50€. Libros por un valor aproximado de unos 110€. Al menos del 50%.
Resultado, ahora tengo
Patria de Aramburu, Fariña de Nacho Carretero, Los pacientes del Doctor García de Almudena Grandes y Lejos del corazón de Lorenzo Silva, más
El fuego invisible de Sierra para mi suegra (que pinta a mojonazo de libro, pero ahí está).
El hombre me alegró el día. Y yo tan feliz, que me encantan las gangas literarias.
¿De dónde saca los libros? Ni puñetera idea.
Esta claro que es algún chanchullo, porque no es lógico que tenga tantos, nuevos, que reponga, y se pueda permitir esos precios. Imagino que los manga o tiene algún contacto (repartidor, comercial, lo que sea). Pero a mí me ha hecho, esta vez sí, el agosto.