Doctor Extraño: Omnigold tomo 1: Maestro de las Artes Místicas (1963-1968) La etapa Lee-Ditko.El inicio de la serie del Doctor Extraño fue bastante insólito si comparamos con el resto de series de Marvel.
De entrada sus primeras historias tan sólo ocupaban 5 páginas, frente a las 10 o más de todas las otras colecciones incluidas en títulos genéricos.
Además, Extraño debutó en el 110 de Strange Tales, siguiendo en el 111, pero luego se le dio un descanso en los números 112 y 113, para volver de forma definitiva en el 114.
Todo ello sugiere que el personaje estaba muy en fase de prueba y de entrada había muchas dudas sobre su aceptación. La estrella de Strange Tales por aquel entonces era el serial de la Antorcha Humana, y durante los primeros números el Doctor no obtuvo ni una mísera referencia en portada.
Pero que el Doctor Extraño estaba pensado para tener continuidad lo prueban ya los dos primeros números. En el 110 aparece Pesadilla y Extraño se refiere a él como su antiguo enemigo. Y en el 111 se presenta al Barón Mordo como el archienemigo de nuestro hombre, que, efectivamente, cuando se encuentra con el villano dice conocerlo desde hace tiempo. Todo ello da ya de entrada una sensación de continuidad histórica.
No sería hasta el 115, el primero que crece hasta las 8 páginas, donde se nos cuenta el origen del personaje. Lógicamente se trata de un flashback respecto a sus primeros episodios cortos, aunque no esté estructurado como tal. Muy buen origen, por cierto.
Muy pronto presentimos que Lee y Ditko se van a tomar muy en serio esta colección. Ya en el siguiente número se acumulan los conceptos, mundos y seres vinculados a las artes ocultas: Vishanti, Agamotto, Hoggoth, el Mundo Oscuro, Dormammu, etc. Al tiempo que los diseños de Steve Ditko de la dimensión de Pesadilla empiezan a perfilarse.
Este es el principal interés de los números que se van sucediendo durante un tiempo, la creatividad y la imaginación de ambos autores. Porque las historias son todavía bastante inocentes y de resolución rápida. Aunque no faltan desenlaces ingeniosos como el del 117 cuando a Extraño se le ocurre atravesar todo el globo terraqueo y salir por el punto opuesto del planeta para librarse del hechizo de Mordo.
Por otro lado, no es hasta el número 123 que aparecen personajes de otras colecciones, Thor y Loki en este caso. De esta manera ya no hay ninguna duda que el Doctor Extraño es parte del Universo Marvel.
Para llegar a lo interesante de esta etapa debemos avanzar un poco más. Primero tenemos un aperitivo con la presentación de Dormammu y Clea, además de clásica capa roja que Strange recibe como premio. También los Sinmente y el Reino de las Tinieblas que gobierna Dormammu. Esto ocurre en la primera historia que ocupa dos números.
Pero el salto definitivo hacia el cénit de la colección lo tenemos unos números más adelante. En un largo arco argumental que es una explosión de creatividad como pocas en esta etapa de Marvel. El argumento es bien sencillo, Dormammu y Mordo se unen para acabar con el Doctor mientras éste intenta escapar y encontrar la forma de enfrentarse a ellos.
Lo interesante está en la cantidad de mundos, dimensiones y tierras en los que acontecen las aventuras; los innumerables personajes de toda índole que van apareciendo y la idoneidad de todos ellos; además de lo apasionante que resulta la búsqueda de Eternidad, la gran creación de este arco, por parte de nuestro héroe haciendo frente a todo tipo de amezazas.
A lo que hay que sumar unos estupendos diálogos que han alcanzado la madurez y, claro está, el arsenal creativo de un Steve Ditko en su mejor momento. El dibujante nos maravilla con su representación gráfica de las diferentes dimensiones, con geniales juegos de luces y sombras, con viñetas que son todo expresividad y una narrativa a la altura del acontecimiento. Las páginas ideales para que Ditko despliegue todo su poder imaginativo.
Dicha trama deriva en otra que consiste en el rescate de Clea, también con decenas de obstáculos hasta llegar al objetivo. Empieza bien pero va perdiendo fuerza, más cuando Stan Lee cede los guiones a Dennis O’Neil.
El final de la aventura, con la derrota de Dormammu a manos de Eternidad, tiene un claro sabor a fin de ciclo, coincidiendo además con la marcha de Steve Ditko de la colección. O’Neil no convence, se nota que los diálogos han perdido chispa y los guiones están poco trabajados, como si hubiera prisa por cerrar el ciclo. Por lo menos Ditko nos deleita con tres o cuatro páginas espectaculares. Es su último regalo.
Tras la marcha de Ditko.Un esforzado Bill Everett es su sustituto a los lápices. El bueno de Bill intenta imitar a Ditko, cosa que se agradece, pero en general raya a bastante menor altura.
La nueva línea argumental empieza con un recordatorio de los últimos acontecimientos, vislumbrado por el Anciano, lo que produce el típico efecto de nueva etapa. Unos números bastante planos donde se nota que se ha perdido buena parte de la magia de la etapa Lee-Ditko. Hay un cambio en el tono. Por ejemplo, el Anciano, que hasta ahora era una balsa de aceite, parece ahora un tipo irritable.
Tras el citado arco vuelve Stan Lee a los guiones y, otra vez, tenemos una nueva tanda de flashbacks de repaso de los últimos acontecimientos, esta vez vislumbrados por la nueva villana, Umar, hermana de Dormammu. No hacía falta.
Eso sí, la cosa mejora, tanto en los diálogos como en el interés que suscitan los guiones. Stan Lee sabe muy bien como narrar estas historias. La colección es suya y se mueve en ella como pez en el agua, lo mismo que en las demás.
Más se acentúa la mejora con la llegada de Marie Severin en sustitución de Bill Everett. Severin no es una dibujante top pero tiene un estilo muy distintivo que te atrae. La composición de viñeta es quizás su fuerte mientras que hace gala de una expresividad corporal un tanto exagerada. En ocasiones pareciera beber del expresionismo alemán.
Estamos ante buenos números donde se da vida a personajes interesantes como Zom o Veritas y por encima de todo el Tribunal Viviente, la gran creación de esta etapa. Ya sea por parte de Stan Lee o un fugaz Roy Thomas, los guiones vuelven a crear interés.
El turno de Dan Adkins.Tras Marie Severin entra Dan Adkins como dibujante estable, y se puede decir que cumple. Se le nota una fuerte influencia de Ditko, al menos en sus inicios, algo que agradecen estas historias, y sus diseños de mundos y criaturas son apreciables, como por ejemplo ese ser llamado Nebulo.
Aunque como narrador es más bien discreto, lo mismo que su dominio anatómico. Digamos que en general da el pego. Suficiente.
Las historias que le acompañan creo que están a más bajo nivel. Se recupera de la nada un personaje totalmente anónimo del número 114, Victoria Bentley, que francamente no aporta nada, y el argumento en general resulta poco interesante. O el renacer del Anciano, un tanto desangelado.
Quizás sea por el baile de guionistas, pero lo cierto es que no acaban de llenar. Primero Raymond Marais, seguido de Jim Lawrence y, de nuevo, Dennis O’Neil, están lejos de ser Stan Lee, tanto en las pobres ocurrencias e ideas como en unos diálogos a los que les falta ese algo especial.
Una fracción de este tomo no pasa de regular, pero ya sólo por la imprescindible etapa Lee-Ditko, o al menos gran parte de ella, creo que se convierte en un tomo altamente recomendable.