He leído
Doctor Extraño Nº 17-20.
Retomo la lectura de la serie tras
anterior comentario.
Pues con este pequeño bloque llegamos al final de la etapa de Jason Aaron y Chris Bachalo, que ha durado unos 20 números aproximadamente, lo cual en los tiempos que corren no sé si es mucho o poco. Coincido más o menos con la valoración de
Clemente, se trata de una etapa que no es mediocre, pero que tampoco está en los niveles de excelencia que en ocasiones se mencionan en los textos de la grapa. Me ha llamado la atención que el editor no ponga por las nubes la serie como otras veces, transmitiendo cierto desencanto a medida que iba avanzando. Y es que tras un comienzo muy interesante, ese mundo sin magia realmente no ha existido del todo. Después, parece que los autores están empeñados en reconstruir ciertos elementos del personaje con caracter retroactivo, sobre todo, sus necesidades alimenticias. Eso y el precio de la magia, son principalmente los aspectos sobre los que gira una etapa que ha ido claramente a menos. Tengo que admitir que en ningún momento me ha parecido una lectura aburrida, sino bastante entretenida, pero si es cierto que ciertas propuestas del guionista, cuesta un poco asimilarlas.
En el apartado positivo, creo que tenemos esa fusión de los argumentos con el estilo de Chris Bachalo. Sinceramente, creo que con otro dibujante no hubiera funciona igual. De hecho, cuando no está, su ausencia se nota bastante, porque ningún dibujante tiene ese trazo que nos permita acercarnos al horror desde esa perspectiva tan loca. En cierta forma, y salvando las distancias, me recuerda un poco al impacto de Ditko en los sesenta, con sus composiciones psicodélicas. Obviamente, Bachalo no está en el mismo nivel artístico que Ditko, por diferentes motivos, pero sí es capaz de transmitir esa sensación de locura inimaginable que supone dar viada a un entono donde impera la magia. También parece igualmente cualificado para ilustrar esa extraña dieta que ingiere Extraño en tantas ocasiones y que tiene un aspecto tan repulsivo. El otro aspecto positivo es la presentación de personajes que han sido sumamente interesantes. Uno de ellos es ese señor Agonía, que de nuevo tiene mucho que ver el arte de Bachalo para que funcione. Asimismo, Zelma Staton es una de las incorporaciones más interesantes de los últimos tiempos a la vida de Stephen, y que parece que
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Yo esto no me lo acabo de creer del todo. Es curioso que los autores dejen la colección con un cambio tan importante en la vida de Extraño.
Los episodios contenidos en este bloque, por otra parte, se dividen en dos partes. La primer de ellas es algo parecido a un
team-up entre la Diosa del Trueno y el Doctor Extraño, que también forma equipo brevemente con el Hombre-Cosa. Esta alianza tiene la particularidad de unir la magia con la ciencia, en el enfrentamiento contra el Señor Agonía. El primer número de la saga está ilustrado por Frazer Irving, cuyo estilo pictórico también encaja muy bien este mundo de locura, aunque debo admitir que su forma de representar a los personajes los hace poco reconocibles en la mayoría de las ocasiones. Solo hay que ver la escena del bar Sin Puertas. La segunda parte será una aventura autoconclusiva en la que jugará un importante papel Zelma y que pasará por el Reino Salvaje. Se ve que a Aaron no le gusta dejar olvidadas sus creaciones, o tiene ciertos fetiches recurrentes en sus cómics. Como decía antes, tebeos entretenidos y poco más. A mí lo que realmente no me ha convencido ha sido el modo en el que Aaron quiere revolucionar al personaje añadiendo o reescribiendo momentos en los que igual no hacía falta meterse. La relación con Wong, por ejemplo, se podría decir que adquiere un matiz ligeramente diferente. No hablemos ya de como se habla de el principio de su relación, o de como se convierte cada rincón de la mansión de Greenwich Village en una casa de locura. Que no digo que pueda tener ciertos visos de razón, pero le ha faltado un poco de desarrollo en algunos temas, y un menor esfuerzo en descubrir secretos que se nos han ocultado durante décadas, en lo que al final no es más que un juego de efectismo que se queda en lo más superficial. Con todo, no es una mala etapa, pero como bien dice Clemente, se ha quedado a medio gas y posíblemente había muchas expectativas puestas en ella. Ahora toca ver como lo hace el nuevo equipo creativo, que nos sumerge en Imperio Secreto...