He leído Fatale Nº 3: Al oeste del infierno.
En un intento por ir terminando algunas obras que tenía pendientes y que ya habían concluido, llevo una días inmerso en Fatale. Tras releer los dos volúmenes anteriores he proseguido con este para darme cuenta que Brubaker sigue a un altísimo nivel, haciendo un alto en el camino para narrar a través de varios relatos autoconcluisvos historias que nos ayuden a comprender tanto a Josephine como a la maldición que la acompaña. De ese modo, el guionista no solo demuestra que sabe manejar el terror y el noir, sino que lo entremezcla con el western, el pulp, la Segunda Guerra Mundial y la Edad Media, en un recorrido por la historia del mundo, justo después de haber profundizado en un mundo sórdido como los años de la ley seca en Estados Unidos. Aunque Brubaker ya demostró que sabe trabajar el dificil arte del relato corto, para los que tuvieran la más mínima duda, creo que aquí queda totalmente resuelta, ya que en un espacio corto de tiempo es capaz de enlazar una serie de elementos que aportan una mayor solidez a la obra y sus personajes, a la vez que bucea por diferentes géneros, sin perder de vista la fuerte influencia de Lovecraft o la importante figura de la femme fatale y su inmortalidad, vista como una maldición. Todo ello a través de un pequeño relato que nos transporta a momentos pretéritos de la historia de la Humanidad, que sin mantener una cronología exacta sirve para que el lector pueda ir dando forma a los elementos preternaturales o sobrenaturales, que son una pieza clave en el organigrama de esta colección, que a medida que avanzo más me gusta.
Sinceramente, un tomo sabe a muy poco, pero prefiero dosificarlo para saborearlo y disfrutarlo más. No obstante, esta mezcolanza de elementos, tan íntimamente ligados al horror y el género negro van explorando diversos caminos narrativos para dejar patente que posiblemente estemos ante una de los mejores trabajos del dúo formado por Brubaker y Phillips, un tándem creativo capaz de llevarnos al infierno y conseguir que disfrutemos con ello; ahí es nada.