Día 207: Classic X-Men vol. 1 #4. 26 de agosto de 1986.
Banda sonora: En 1986, RunDMC tenían problemas con sus vecinos de local de ensayo, Aerosmith, y versionaron con ellos, a su manera, "Walk This Way". No se me ocurre mejor banda sonora para ambientar a Kurt paseando por Salem con su auténtico aspecto:
https://www.youtube.com/watch?v=4B_UYYPb-Gk
Créditos: Chris Claremont (guion); Dave Cockrum (dibujo); Sam Grainger (entintado) John Bolton (dibujo, entintado); Tom Orzechowski (rotulación); Gynis Oliver (color).
Portada de Arthur Adams y P. Craig Russell
¿Estamos preparados para otra sesión de "escenas eliminadas" e historias de complemento? Pues quédate por aquí. Como siempre, empezamos por la historia añadida, que es el plato fuerte. Rondador se está jugando con Lobi, como de costumbre, unas cervezas a quién gana en un cara a cara. Ni que decir tiene que pierde. La teleportación y las piruetas saltimbanquis están muy bien, pero se acaba confiando y Lobezno le endiña en el estómago con su codo forrado de adamantium. Juego, set y partido. Rondador va a la nevera a por unas cervezas para pagar su apuesta.
Sin embargo, Lobezno le dice que esta vez prefiere tomárselas en un bar. El elegido es "El Escondite de Harry" en Salem Center. En este orden de lectura, es la primera vez que aparece nombrado, pero al local le tengo tanto cariño como si hubiera existido de verdad. Es mi bar jaja.
El sitio está regentado por los entrañables Harry y Susan. Un sitio acogedor para echar unas cañas, comer algo y hablar. El bar será famoso en lo sucesivo por la tolerancia y el ambiente mutant-friendly de sus patrones. Y aquí acabarán echando el día nuestros dos colegas.
La chicha de este capítulo está en que Kurt usa un inductor de imágenes cuando sale a lugares públicos, para que su aspecto extraño no asuste a la gente. Lobezno no está de acuerdo: es negar quién eres por no molestar a la gente. Kurt le replica que simplemente es práctico.
Pero todos/as sabemos que esto no es más que una forma de autoengaño. La conversación que sigue en las viñetas entre Logan y Kurt es oro puro hecho cómic. Logan le dice a Kurt que salga a la luz, sin avergonzarse de quién o cómo es. Es hora de dejar de ocultarse tras una máscara, de dejar de fingir ser lo que no eres.
Ya hagan ustedes los mil paralelismos con la orientación sexual de cada cual, o el género, o la etnia, o lo que se quiera. Porque es evidente que ahí es donde está el potente mensaje que Claremont envía a quien lee estas páginas: no más armarios.
Todo el mundo debería tener un amigo como Logan ¿a que sí? Kurt, con dudas, desactiva el inductor de imágenes y se muestra como es. Empieza la prueba de fuego. Pero, cuando Harry llega a la mesa, no pestañea: le da igual si Kurt es azul como si es de Pernambuco.
Una vez más, los paralelismos con la vida real son tan claros, que no ofenderé vuestra inteligencia mencionándolos de nuevo. Sin embargo, esta historia pretende ser realista. Y la vida no es tan fácil, porque no todo el mundo te va a aceptar como eres. No todo el mundo es como Harry. De hecho, hasta Susan muestra sorpresa al conocer el verdadero aspecto del elfo.
Kurt y Logan deciden rematar la faena saliendo a plena luz, dando un paseo por mitad de la calle. Y claro, allí se encuentran de todo. Gente que piensa que lleva maquillaje, gente que le da igual, gente que se asusta... e incluso alguna dama que le encuentra atractivo...
Es una curiosa escena, en la que Kurt, tras ayudarla, le planta a la chica en la jeta un galante beso no solicitado, aunque algo tienen que tener los tipos de piel azul que causan furor. Que se lo digan a la Bestia. No puedo evitar reflexionar la lectura que tiene todo esto con el contexto actual: ¿hemos perdido naturalidad, es espontaneidad sana lo que veo en Kurt? ¿Es una representación indebida? ¿O qué coño es? Mira, paso
Volviendo a la historia, todo parece ir bien hasta que encuentran a los de siempre.
Y aquí empieza el follón. Los chavales que atacan a Rondador descubren que no lleva un disfraz, y entonces quieren partirle la cara con más ganas aún. Kurt está un tanto evitativo, con perfil bajo, diciendo que no quiere problemas. Pero Logan hoy se gana todas las medallas.
Finalmente, Kurt teleporta a Logan a una azotea cercana, evitando así que se descontrole y trinche al chaval. Qué lástima que no todos tuviéramos a un Logan a nuestro lado cuando hacía falta ¿eh? Nos da buenos consejos y si luego la cosa va mal, saca las garras. Pese al incidente, ha sido una estupenda jornada, de la que Kurt habrá aprendido una valiosa lección, y así se lo hace saber a quien, a partir de ahora, será su amigo del alma. ¿Para qué están los amigos? Claremont, dame un abrazo.
Y hasta aquí la historia de complemento. Dediquemos unas líneas a las viñetas añadidas de TXM #96. Para empezar, tendremos divertidas escenas cotidianas en la Mansión. En los primeros tiempos, ya hemos visto que Ororo veía absurdo usar ropas en ciertas situaciones. En esta ocasión, Kurt se da cuenta de este hecho cuando, tras lanzarse a la piscina de la Escuela, se da cuenta de que Ororo está nadando en bolas. 'Ro no entiende nada: ¿también hay que nadar con ropa?
Coloso le presta su gran camiseta para que se cubra rápidamente.
El Profesor X interviene en el incidente, diciéndole a Ororo que, en resumidas cuentas, tenga en cuenta la cultura (mojigata) con la que tiene que convivir y sea discreta. Moira, que está con Charles, reflexiona pensando que en realidad Ororo sería más civilizada que ellos. ¡¡Arriba el nudismo!! ¡¡Todo el mundo a despelotarse, hostias ya!!
Más allá de eso, esta página es interesante porque muestra que Charles y Moira hablan sobre bastante más que el servicio doméstico. Ella le pregunta que qué quiere que haga con sus mutantes. Y de paso, deja claro que lo que tuvieran en el pasado está en el pasado, que diría Timón. Por otra parte, hay que ver se llevan los ex casi siempre en los cómics de Claremont. Chris, estás tres siglos adelantado a tu tiempo.
Hay otro curioso añadido en el CXM de hoy, y curiosamente, no en viñetas, sino en textos. En la reseña del número 96 de TXM habíamos visto que, al ser arrastrada al interior del monolito, Ororo revivía sus traumas infantiles con dos viñetas mudas que reflejaban su pasado. Pues bien, aquí Claremont decide poner texto a esas viñetas, para mostrar con más dramatismo el trance por el que tuvo que pasar la joven Ororo. El resto permanece inalterado.
Y sin nada más que añadir -nunca mejor dicho- nos despedimos hasta la próxima reseña, que será mañana o tal vez pasado. ¡Feliz Noche de Reyes! ¡Leed mucho a Claremont, my friends!