Vamos llegando al final. Sometamos a análisis el penúltimo capítulo
V de Vendetta #9. Capítulo 4: Vestigios.- Eric Finch acude a Larkhill con el propósito de mimetizarse mentalmente con V: si quiere capturar a alguien como él, primero tiene que aprender a pensar como él. Para lograr una inmersión total, ingiere cuatro pastillas de LSD, una cantidad muy encima de la dosis habitual para este tipo de drogas. Pronto surtirán efecto y Finch empezará con las alucinaciones y recuerdos. Se plantea si, de haber sabido las atrocidades que ocurrirían en los campos de reasentamiento, hubiera aceptado formar parte del partido. Se convence diciéndose a sí mismo que no había mejores alternativas: «No podíamos dejar que el caos continuara tras la guerra. No en nuestra sociedad. Necesitábamos orden…». Es así como Moore explora hasta qué punto los individuos que forman parte de los organismos de poder en un régimen autoritario deben asumir su parte de responsabilidad por los crímenes contra la humanidad perpetrados por el sistema, por mucho que solo cumplieran órdenes (dilema moral que entronca con el Experimento de Milgram del que Delia habló a V en el Vol. 3, Cap. 10: Veneno).
- En sus delirios, Finch recuerda a varias personas de etnia negra o latina, que parecen ser familiares y amigos de una época más feliz de su vida. Recuerda ir a manifestaciones, carnavales, desfiles del orgullo gay… Lo que implica que todo su entorno era en cierta forma «revolucionario». En consecuencia, todos ellos fueron maltratados y perseguidos por el partido, lo que causa un profundo remordimiento en Finch. Más adelante, se le aparecen otros personajes como Delia, Lilliman o Prothero, hasta que se ve encerrado en la famosa Habitación V en la que estuvo apresado V.
Vemos retazos del pasado de Finch en el que yo entiendo que tenía una mujer e hijo negros y que no sobrevivieron a las limpiezas racistas de la guerra. Precisamente por esto puede ser que sea el miembro del partido más afín a los ideales que defiende V.
Puede que fueran su mujer e hijo, aunque no necesariamente. Lo que está claro es que eran seres muy queridos, pues así lo explicita el propio Finch.
- Cuando al fin comprende que V, que también estuvo drogado y destinado a morir, consiguió escapar gracias a su fuerza de voluntad, se siente por fin liberado. En su último arrebato alucinado, Finch comienza a hablar utilizando una retahíla de palabras que empiezan por «v», lo que nos hace pensar que su mimetización con el enmascarado ha completado su curso. La última viñeta nos muestra a Finch desnudo y alzando sus brazos al cielo, en un claro paralelismo con el momento en que Evey (tras escapar de la prisión en que la había encerrado V) culminó el duro aprendizaje que provocó en ella una catártica transformación interior.
V de Vendetta #9. Capítulo 5: La valedicción.- Curiosa traducción la que han hecho del título de este capítulo, ya que el título original «The valediction» se traduce como «El discurso de despedida», pero no existe el término
valedicción en español, tal como lo han dejado (todo sea por mantener la «v» inicial). Por lo que comenta Grapa, ECC ha traducido este capítulo como «Voluntad», que puede tener sentido si se interpreta como
la última voluntad (es decir, el testamento), pero que antes de leer el capítulo cuesta interpretar en ese sentido.
- Evey le pregunta a V si piensa actuar de una vez o si va a dejar que el caos que reina fuera siga su curso. Ante las ambiguas contestaciones de V, le exige una respuesta sin ambages. Como lectores, nos hemos acostumbrado a ver a V expresarse con acertijos, metáforas y citas, pero Evey comienza a desesperarse, porque necesita pasar a la acción y V no se comunica con claridad. V responde que prefiere mostrarle la respuesta.
- V emprende un paseo por la Galería de las sombras. En un momento dado, llegan a una habitación llena de televisores, desde los que V puede ver todo lo que ocurre en Londres (el apagón solo afecta a los receptores y emisores del régimen). Esto nos plantea cómo las herramientas de V se asemejan a las del Líder y hasta qué punto el fin justifica los medios.
- El recorrido por la Galería continúa, y V muestra a Evey todos sus libros, recursos y herramientas, incluidos los que le sirven para fabricar explosivos y desarrollar drogas. «Úsalos con sensatez», le dice. Parece evidente que V está enseñando todo lo que tiene a Evey con el propósito de que ella recoja su testigo cuando él ya no esté. Esta será su herencia.
- Cuando V pide a Evey que coja un explosivo, ella insiste en que no le ayudará con ningún asesinato. Esto da pie a que V desarrolle aún más su pensamiento político. Dice: «La anarquía tiene dos caras: la creadora y la destructora. Así, los destructores derriban imperios; crean un lienzo de escombros sobre el que los creadores pueden pintar un mundo mejor […] ¡Adelante, pues, con nuestros explosivos! ¡Fuera los destructores!* No hay lugar para ellos en nuestro nuevo mundo». Esto refuerza lo que planteábamos a propósito del capítulo 8: que la destrucción (el caos) nunca será el fin, sino el paso previo a la construcción (el orden), que es el objetivo último de la anarquía que persigue V.
* En el original: «Away with our explosives, then! Away with our destroyers!». Deberían haber traducido esto último como «¡Adelante con nuestros destructores!»
V hace aquí una reflexión interesante. "Los escombros, una vez conseguidos convierten en irrelevantes los medios para obtenerlos".
Esta reflexión no se entiende bien en la traducción de Planeta: «Una vez obtenidos, los destrozos tornan irrelevantes las nuevas ruinas»
Aunque, curiosamente, es más literal (el original dice: Rubble, once achieved, makes further ruins means irrelevant!). ECC lo traduce más libremente, pero permite interpretarlo como «el fin justifica los medios».
V, conscientemente o no, está cayendo en la misma trampa que los adversarios que pretende derrocar. Cosa que no le hace mejor que el Líder o que el resto de miembros del partido.
Aunque luego se redime un poco al desear que una vez conseguido el fin no quiere volver a utilizar estos métodos. Podríamos interpretar que sabe que no son métodos correctos pero los considera como la única manera de romper el status quo actual.
Yo lo entiendo así. A V no le gusta tener que recurrir a esos métodos, pero para construir un mundo nuevo primero hay que derribar los cimientos corruptos del mundo previo.
- Al final del capítulo, llegan a la sala más baja de la Galería, donde yace un antiguo tren bellamente decorado que contiene azucenas en su interior (entre las cuales V le pide a Evey que deposite el explosivo). Evey le pregunta cuál es el propósito del tren, pero V no contesta, con lo que ella siente que sigue igual de perpleja que al principio (no se da cuenta de que el objetivo de V no era explicarle qué piensa hacer, sino mostrarle el reino que va a heredar). En la última viñeta, vemos un primer plano de uno de los carteles de la Galería, que reza: «Farewell, my lovely». Entendemos, por tanto, que ésta es la despedida de V a su discípula.
- En un momento del recorrido, entre los varios discursos crípticos de V, enuncia una frase que me ha gustado mucho: «En el clamor de la insurrección, es fácil olvidar el motivo por el que luchamos». Murry, apunta otra posible candidata para la entradilla.
V de Vendetta #9. Capítulo 6: Vectores.- Una escena muestra Conrad Heyer masajeando los pies de su esposa, Helen, mientras ésta comenta que el Líder va a dar un discurso y que probablemente esto haya sido idea de Creedy, que quiere aprovechar el frágil estado mental de Susan para alentar los disturbios y así conseguir un refuerzo para su cuerpo de matones. Cuando Conrad, que se muestra tan servil como un esclavo, da muestras de querer sexo, Helen lo desprecia y humilla sin miramientos. «Tal vez cuando seas líder», le espeta.
- Creedy pasea con Harper y, durante su conversación, sale a relucir la figura de Almond. La forma en que Harper se refiere a él provoca cierta suspicacia en Creedy. Parece obvio que Harper planea traicionarle en el futuro.
- Rose Almond se viste y, antes de salir de casa, coge la pistola que guardaba en la cama.
- Vemos que Helen Heyer acaba de acostarse con Harper. Comenta que hay cámaras en todos sitios, incluso en la habitación de cada miembro del partido (esto nos remite claramente al Gran Hermano orwelliano). Cree que ahora mismo nadie la está viendo debido al apagón, pero no es así: V espía su conversación a través de la sala de televisores de la Galería de las sombras. Helen sigue con sus planes de elevar a su marido al poder para poder liderar el país desde las sombras, con ayuda de Harper.
- Susan se despide del ordenador antes de ir a dar el discurso. Pese a que sabe que V había saboteado a Destino, él sigue obsesionado con la máquina. «Te perdono», le dice antes de marchar.
- Finch deambula por las calles de Londres, presa aún de la enajenación mental. En un momento dado, pasa junto a la boca de metro de la estación Victoria y, al ver proyectada la sombra de su inicial, tiene una revelación: ésa tiene que ser la guarida de V. Se adentra en ella. Dado que se ha mimetizado con él, no sabemos bien si querrá unirse a su causa o luchar contra él (Moore juega deliberadamente con esta ambigüedad).
V de Vendetta #9. Capítulo 7: Vindicación.- Finch recorre los pasillos del metro hasta llegar al vagón de tren donde V y Evey depositaron el explosivo. Continúa andando hasta que, finalmente, se topa con V.
- Susan recorre en coche las calles de la ciudad mientras se abstrae en sus pensamientos. Rose aparece en escena, y los guardias, que la reconocen como alguien del partido, la dejan acercarse al Líder. Éste le tiende la mano (no la reconoce, pero cree que es una forma de agradar al pueblo), y Rose, consumida por la sed de venganza, le apunta con su pistola.
- En un montaje paralelo que va alternando viñetas de ambos escenarios, vemos a Rose disparar al Líder, que cae muerto ante ella antes de que los guardias la reduzcan violentamente, y a V lanzando un cuchillo a Finch, mientras éste consigue vaciarle un cargador al enmascarado. Las últimas palabras de V: «¿Quería matarme? Bajo esta capa no queda carne ni sangre que se pueda matar. Sólo hay una idea. Las ideas son a prueba de balas. Adiós». A continuación V se marcha, pero el reguero de sangre que deja tras de sí es suficiente para que Finch celebre su muerte. (Murry, otra gran frase para la lista: «Las ideas son a prueba de balas»
).
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Apasionante penúltimo número del cómic. La trama alcanza su desenlace con la muerte del Líder y la (aparente) muerte de V, pero mientras lo primero puede significar el derrumbamiento del régimen (al menos, hasta que alguien con autoridad suficiente tome el relevo), lo segundo no implica ninguna derrota: las ideas de V ya han calado en la ciudadanía, y por tanto sobrevivirán a la desaparición de su principal impulsor. Ya solo queda atar los últimos cabos sueltos en el próximo número.
Dice V: "No queda carne ni sangre que matar bajo esta capa. Solo hay una idea. Las ideas son a prueba de balas". Exactamente lo mismo podría estar diciendo Susan a Rose, ya que por muchos líderes que se asesinen/derroquen, la idea del fascismo, tarde o temprano, siempre vuelve a aparecer.
Es cierto que las ideas fascistas aparecen cíclicamente a lo largo de la historia, pero creo que un régimen autoritario se basa principalmente en el miedo que inspira a los ciudadanos, y no tanto en el convencimiento de que es el mejor modelo posible. Por eso, cuando muere el Líder del régimen, es fácil que éste se venga abajo y se abra un nuevo ciclo. Sin embargo, las ideas revolucionarias sí calan por convencimiento, y la gente que cree en ellas las defiende sin presiones ni miedo a represalias. Un buen líder es admirado y un mal líder es temido; son dos formas de mantener el poder, pero la segunda por lo general es mucho más precaria porque la gente te respeta en contra de su voluntad.
Yo lo veo como el acto de redención definitivo que se autoimpone V, para pagar por todos sus actos. Además él ya ha acabado con su misión de instaurar el caos, ahora le toca el turno a Evey de instaurar la Anarquía.
Yo también lo veo así
Que por cierto, en este tercer libro ya no es Evey sino Eve. Un pequeño detalle que ayuda a mostrar cómo ha madurado el personaje. Además con este cambio, Moore nos vuelve a dejar otro juego de palabras, ya que en inglés Eve suena cómo V pero al revés, al igual que los símbolos de V y de la Anarquía que son parecidos pero uno está al revés del otro.
No había caído en esto. Muy bueno
V es una obra notable aún así tiene sus deficiencias que a mi parecer, son propias del autor. La caracterización del Estado fascista es fallida. Uno de los ejemplos es la religión, que no tendría cabida en el mismo. Y después la figura de V tampoco me queda clara. Parece un nihilista, más que un anarquista en tanto en cuanto no pretende crear nada para el futuro sino que lo quiere ver todo arder. Curioso que en su librería aparezca la Monarquía del Dante.
No estoy de acuerdo con estas apreciaciones. ¿La religión no tiene cabida en un estado fascista? ¿Y qué hemos tenido en España durante los casi 40 años de franquismo, sino un régimen nacionalcatólico en el que la Iglesia tenía un estrechísima relación con el Estado y controlaba la educación, la cultura y la vida de todos los españoles? Y ejemplos en otros países hay unos cuantos, como la dictadura militar argentina o el Estado Novo portugués.
Respecto a que V «no pretende crear nada para el futuro sino que lo quiere ver todo arder», creo que está muy lejos de lo que nos cuenta la obra. Me remito al volumen 8, que analizamos hace unos días, para aclarar este punto. V explica precisamente que «anarquía» y «caos» no son lo mismo. El orden voluntario al que aspira la anarquía (y, por tanto, V) es el
ordung, mientras que el caos que en esos momentos reina en Londres es el
verwirrung . V no está en contra del orden, sino del orden impuesto; él persigue el orden real, que es el que se elige voluntariamente. Como dije entonces,
Cabe preguntarse si el caos es un requisito previo, ineludible, antes de la llegada del orden voluntariamente elegido. V ha propiciado los disturbios que azotan Londres, pero intuimos que los acepta no como fin, sino como un mal menor y transitorio antes de llegar a la meta deseada: una convivencia pacífica y segura elegida voluntariamente por la ciudadanía.
Y en esas estamos a estas alturas del cómic. Reina el caos, pero ese no es el fin último del plan de V. Dista mucho de ser un nihilista; en todo caso sería un idealista.