Estoy observando fíjamente mi bola de cristal y pronostico que el precio de los cómics no va a bajar en el futuro que se vislumbra tras las neblinas del tiempo.
Si mi factura de la luz ha subido al doble en un año, la solución que he tomado no ha sido apagar la nevera y comprar velas, sino regular el uso que hago de los aparatos eléctricos. Si mi factura del gasoil ha subido al doble en un año, la solución que he tomado es coger el transporte público todas las veces que es posible y evitar los recorridos urbanos en coche, que es cuando se gasta mucho combustible; no he vendido el Golf (el probre está en las últimas, morirá pronto...).
Me quejo ante el abuso del incremento de precios exagerados en los productos energéticos, no per sé, sino porque se producen por razones especulativas y las compañías están ganando unas cantidades indecentes de dinero con estos aumentos, que son coyunturales. Como se ha demostrado históricamente, los precios de las materias primas subirán y bajarán de manera cíclica, aunque no previsible con certeza. Nadie aplaude a una petrolera cuando se bajan los precios de la gasolina, ni tiene porqué hacerlo, todos nos quejamos cuando suben y nos quejamos mucho cuando suben mucho. Es un bien de primera necesidad y mi opinión de cómo se podría regular la producción y el precio no viene al caso.
Las editoriales son un sector cautivo. Sin su materia prima, no tienen producto. Y se adaptan a las circunstancias de su particular mercado de materia prima. El precio del papel y del cartón ha subido una barbarida por razones meramente especulativas, ya que en ningún momento ha habido una carestía insalvable de ninguno de los dos ni ha habido una rotura de ninguna fase de la producción. Ha habido miedo generalizado por parte de muchas editoriales (las más grandes) a quedarse sin materia prima a medio o largo plazo, por lo que las pujas a futuro de la producción de papel y cartón (aquí también participan las empresas de distribución como Amazon, que ya están entre las que más consumen del planeta) han hecho que el aumento del precio final sea brutal. No ha sido puntual, llevan más de un año y medio de subida, y este 2022 es cuando comenzamos a ver los efectos, y lo que nos queda por ver.
Y es así porque las imprentas, siempre y todas, compran a un año vista y tienen materia prima para aguantar meses el precio de su trabajo, hasta que llega el momento de pagar las facturas con el precio nuevo y es cuando repercuten en sus clientes (las editoriales) ese aumento salvaje. Que acaba llegando al cliente casi un año después.
Con la electricidad sucede algo parecido, así que no abundo en el tema.
Siendo ésta la situación, ¿qué puede hacer una editorial de cómics como Panini España?
Subir los precios cuando llega el momento de pagar unas facturas de imprenta que ascienden al doble que el pasado año.
Porque reducir la oferta -publicar menos títulos- no implica que los precios sean más bajos, más bien al contrario, implica que han de subir más porque hay menos productos a los que sacar rentabilidad. Reducir las tiradas es algo que ya se ha hecho (al igual que el resto de medidas a tomar antes de subir el precio final), y se han ajustado lo máximo posible a la demanda real de ese tipo de productos. De ahí que se multipliquen las reediciones de títulos que, hace 4 años, no habrían agotado su primera edición en 6 meses.
Volvamos a la bola de cristal.
Dentro de 2 años, cuando ya haya acabado la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los precios de los combustibles y de las materias primeras básicas se habrán moderado. Dice la bola que incluso habrán bajado en un porcentaje variable, entre el 20% y el 40%. Se habrá reducido también el precio del papel porque... se habrá vendido menos, habrá menos presión hacia arriba en el precio de las materias primas ya que habrá menos urgencia por darle de comer a unas rotativas que nunca pueden parar, pero sí reducir su velocidad. Con todas estas circunstancias, la posibilidad de que bajen los precios de los cómics es... deseable.
La bola de cristal no me dice si el precio de los cómics va a bajar o no. Es un dato que se esconde tras la espuma que provocan las olas del tiempo. Yo, que ya tengo una edad, no recuerdo una bajada de precios de los tebeos en toda mi vida. Sí un estancamiento, sí un cambio de formatos, sí una combinación de factores que provocan que EL TEMA no sea el precio de los cómics, sino EL CONTENIDO de los cómics.
Los responsable editoriales trabajan siempre a futuro. Negocian derechos editoriales, plazos de licencias, paginaciones, líneas editoriales... Y lo hacen sin tener el cuenta el precio final del producto, principalmente porque es algo que excede de sus competencias, ya que hay otras personas y otros muchos factores más allá de las decisiones editoriales de poner ta lo cuál portada, de seleccionar tal o cuál contenido, que van a decidir cuánto cuesta el tebeo que llega a las librerías.
Sé que la explicación es simplista y reduccionista, que aquí y ahora no hay espacio ni tiempo para debatir acerca de los modelos de negocio y las condiciones estructurales del sector del cómic en España, así que disculpadme si en algún momento de mi perorata he sido superficial.
Creo, al fin, que el modelo de negocio del cómic en nuestro país se ha de repensar ya. Al igual que el de la alimentación, el transporte, las comunicaciones...
¿Lo van a hacer?
En contra de mi naturaleza, soy un poco pesimista.