He leído Fatale Nº 4: Reza para que llueva.
este tomo es brutal en todos los sentidos inimaginables. Hacía mucho que no disfrutaba tanto con un cómic, que sigue profundizando en el el concepto de mujer fatal, propio del género negro, al que abraza con mucha fuerza, pero salpimentado con elementos de otros géneros como el terror. En esta ocasión, Brubaker repite la fórmula de las dos líneas temporales. La que podríamos considerar actual continúa con las aventuras de Nicholas Lash y la búsqueda de una mujer que no deja indiferente a nadie. De ese modo, como en anteriores entregas, se conecta el pasado con el presente a través de un personaje que sirve de nexo entre ambas épocas.
Creo que hasta este momento ha quedado meridianamente clara la influencia de Lovecraft, el noir más clásicos, incluso el pulp, pero ahora tenemos la inclusión de un nuevo elemento cultural: la música. El guionista nos traslada a plena década de los noventa para sumergirnos en un mundo que respira estilos musicales como el punk, el rock, el grunge o el pop, con claras alusiones a Pearl Jam o Nirvana, más específicamente Kurt Kubain. Así, nos adentramos en un escenario sórdido marcado por las drogas el alcohol y el sexo, que suponen las bases donde apoyar un relato de persecución constante con tintes sobrenaturales. Pero si hay un aspecto de la trama que sobresale con especial interés es el continuo desarrollo del impacto que supone en la vida de los hombres que conoce nuestra protagonista. La siguiente vuelta de tuerca a la figura de la femme fatale, que nos ofrece una infinidad de posibilidades y una lectura verdaderamente adictiva.
Y es que Fatale lo tiene todo: una historia muy interesante que atrapa al lector; un buen dibujo con un Sea Phillips especialmente inspirado; un desarrollo de los personajes y los elementos; así como un escenario basado en épocas que sirven a la perfección al tono impuesto a esta serie. Todo perfectamente agitado nos presenta un mundo sórdido, criminal y con la cara oculta del romanticismo más dramático. Sin lugar a dudas, la novela negra hecha cómic.