He leído Sleeper Nº 1: A su suerte.
Comienzo una serie publicada por el sello Vertigo en 2002, realizada por el tándem formado por Ed Brubaker y Sean Phillips. Siendo sinceros, me pregunto si habrá algún trabajo de estos dos que sea malo o simplemente mediocre; este, desde luego, y tal y como empieza, desde luego que no lo es. También debo de decir que me esperaba otra cosa. Es decir, Sleeper es una nueva incursión del género de superhéroes en el noir, con tintes muy similares a Incógnito, por ejemplo, incluso con algunas referencias a títulos de DC como Wildcats, aunque realmente es algo más anecdótico que otra cosa y tampoco influye demasiado en la obra en sí. Sin embargo, me esperaba algo más como Fatale, totalmente aislado y sin superpoderes, sino algo más policial o delictivo como Criminal. No obstante, da exactamente igual, porque al final lo que cuenta es que el arranque de la serie es muy bueno y ya tengo ganas de saber como evoluciona la aventura de Holden Carver.
Aunque me ha chocado el empleo de superhumanos (aquí los llaman poshumanos, no entiendo por qué), todo está tan bien integrado, que lo que realmente sobresale no es ver a personajes con poderes inmersos en un mundo de espionaje y crimen, sino una historia de género negro con unos personajes muy interesantes. el protagonista es Holden Carver, un agente doble que se ha infiltrado en una organización criminal dirigida por una de las mentes más prominentes de su negocio, Tao, para intentar descubrir, y desbaratar si le es posible, cual es el objetivo de su gigantesca de la llamada organización Internacional (OI). Para ello debe dejar atrás su vida, lo que lo sitúa para muchos como un traidor, mientras que por otro lado debe hacer creíble su tapadera, realizando misiones para Tao hasta subir a lo más alto en el organigrama del cártel. Lo mejor de todo es como se respira la desconfianza. Tao es alguien maquiavélico y no exterioriza sus emociones. Carver es metódico y tiene un poder extraído de un objeto de otra dimensión, lo cual no le permite sentir el dolor y se cura rápidamente de sus heridas, además, ese dolor que no siente es capaz de canalizarlo hacia otras personas al tocarlas. Esto da un juego tremendo porque, a su manera, tenemos dos antagonistas que parecen ser inmunes a las emociones. Aunque, como iremos viendo, Carver siente mucho más de lo que es capaz de reconocerse a sí mismo.
En estos primeros seis números, la serie muestra un esquema interesante, emulando a las series de televisión. Tenemos episodios más o menos autoconclusivos, a la vez que se desarrolla una trama de fondo en la que tenemos la historia troncal. Brubaker utiliza muy bien la primera persona para la narrativa, lo que nos ayuda a meternos en la piel del protagonista, haciéndonos participes de todo aquello que experimenta, lo que nos ayuda tanto a familiarizarnos rápidamente con él como ha entablar cierta conexión que ya es total al final del tomo. De ese modo, tememos que sea descubierto, vemos como comete errores, como mantiene una turbia relación con una "compañera de trabajo" y como descubre que el mundo está dominado por ciertos poderes fácticos que una vez al año se dirigen para marcar los acontecimientos importantes que sucederán en el siguiente. Esto además de presentar una interesante teoría de la conspiración, nos muestra bajo una nueva perspectiva, mucho más real y plausible, la figura del villano conquistador del mundo, personificada en Tao. Atrás quedan los megalómanos que quieren conquistar el planeta para después no saber que hacer con él, aquí tenemos a uno que sí sabe lo que quiere pero, sobre todo, que lo domina desde las sombras y de una forma que verdaderamente da miedo y que quizá no se aleja demasiado de la realidad, todos hay que decirlo.
Lo realmente curioso de todo esto es que las diferencias misiones que se nos van mostrando apenas tienen sentido para nadie, ni siquiera para el propio Carver, que no es capaz de escrutar los planes de Tao, aunque algunas cosas irán cobrando cierto sentido. Sin embargo, aunque confío plenamente en Brubaker, para que la obra sea merecedora de la reputación que tiene y se digan de ella tantos elogios, tiene que haber un final redondo. Ese objetivo indeterminado y casi desconocido debe cobrar forma en algún momento y de ese modo la mayoría de las incógnitas deben hacer la cuadratura del círculo. Si no fuese el caso, el proyecto no dejaría de ser una serie muy chula, pero en mi opinión se habría deslucido al final. Pero, bueno, aún es pronto para hablar de eso, que esto solo acaba de empezar...
En definitiva, el tomo me ha encantado, aunque creo que ha ido progresivamente de menos a más, en un in crescendo continuo. La aparición de tipos en mallas o con superpoderes no me llama especialmente la atención, diría que, a pesar de estar todo bien hilado, estorban un poco. Lo verdaderamente interesante son la caracterización de los personajes, lo bien que te sumerge la historia en un ambiente oscuro y criminal, así como la transmisión de la tensión de la trama. Gran parte de todo esto se lo debemos a Phillips, que es uno de esos autores que parece haber nacido para dar vida a lo que surge de la mente de Brubaker. Su estilo es perfecto para el tono de esta serie y se vuelve a poner de manifiesto que esta dupla artística es una auténtica bomba. Desde luego, recomendar este tomo no es ni mucho menos abandonar al lector a su suerte, sino apostar por un valor seguro.