A mí el tomo de los 40 me ha dejado bastante contento.
Me ha sorprendido encontrarme ya con algunos elementos que pensaba que habían sido introducidos en los 60, como la fuerte continuidad de las historias (los actos de Namor en la primera historia vienen causados por lo que le había pasado en los números anteriores de la colección), la sensación de universo compartido (Namor y la Antorcha comparten hasta secundarios como la policía Bettý, interés romántico del primero y compañera de trabajo del segundo) y de que las historias transcurren en el Nueva York real (con escenas en la Estatua de la Libertad, el Empire State o el Puente George Washington).
La mejor historia es la primera, que se extiende por cuatro números de Marvel Mystery Comics, la serie que compartían Namor y la Antorcha, aunque del cuarto número solo ocupa una página (¡!), y tiene una narración algo más sofisticada de lo que me esperaba para la época: por ejemplo incluyendo primero un episodio de Namor y a continuación otro de la Antorcha que transcurre en paralelo con el anterior, narrando lo mismo desde otro punto de vista, y acabando en el mismo punto.
Las demás historias se me han hecho algo más pesadas, tal vez hubiera debido espaciar más la lectura, pero todas tienen el interés del carisma de esta versión originaria de Namor, que está continuamente oscilando entre el heroísmo y la villanía, siendo sin duda el primer antihéroe del cómic de superhéroes.