He leído el último número de
Vísperas de Destrucción y... nada, un evento olvidable.
Os recuerdo que por entonces las dos series (P-X y X-M) habían sido relanzadas con la vuelta de Chris Claremont, pero que a los pocos meses se retiró al guionista y se puso en su lugar a Scott Lobdell. Los personajes siguieron con los mismos trajes que habían diseñado Kubert, Yu... alguna subtrama también pasó de un autor a otro... así que, digamos, se entendía que todo formaba parte del mismo periodo. Pero tiene narices que recuperaron al mejor guionista de los mutantes para echarlo al poco tiempo y poner al peor que han tenido
Esto de VdD parece una secuela espiritual de
Proyecto Exterminio y de
Atracciones Fatales. De hecho, diría que hay varias referencias a esos otros eventos.
A VdD le pasa que llega en una época (finales de los 90, principios de los 2000) en que la fórmula de los crossovers gigantescos está cada vez más agotada. Mientras que
Proyecto Exterminio se alargaba durante 9 cómics repartidos entre 3 series, y
Atracciones Fatales durante 6 cómics dobles entre 6 series, VdD son 4 números entre 2 series... a esto, si acaso, se puede añadir un preludio. En comparación, VdD parece una peliculilla barata.
También es verdad que Lobdell no juega bien sus cartas.
Tiene 5 cómics a su disposición. El preludio lo dedica íntegramente a que una periodista nos explique la situación de Genosha... o sea, a resumirnos a los lectores los antecedentes. Si el lector ya sabe lo que había pasado, este comic no le aporta nada.
En los otros 4, de nuevo vuelve a errar. Porque, por una parte, plantea que Jean Grey ficha a varios mutantes para la misión, algunos totalmente nuevos y desconocidos, los cuales no aportan absolutamente nada. Y, por otro lado, que la P-X está ¿disuelta? pero sin aclarar por qué Cíclope y Lobezno están juntos en la misión de entrar en Genosha. Da la sensación de que la historia no está bien construida. Lobdell no maneja bien el espacio que le dedica a cada cosa.
Si inicialmente parece que va a ser un gran evento, finalmente todo queda en una pequeña anécdota.
Si acaso, se salva el nuevo choque Lobezno-Magneto.
Todos esos nuevos mutantes... el propio Lobdell los desecha en la última página.
Y la subtrama que se inicia alrededor de Dazzler queda en nada.
Por cierto, que dice el Profesor Loki que Morrison quería a Coloso, pero que no pudo ser porque Lobdell lo había matado sin consultárselo. Otra flipada de Lobdell eso de que Coloso erradica el virus del Legado inyectándose la cura. En fin.
Viendo lo que hicieron Claremont y Lobdell, con una forma de escribir más propia de otros tiempos, con una forma poco equilibrada de organizar los eventos... creo que lo mejor que le pudo pasar a los mutantes es que llegara Morrison. Con sus pros y sus contras, que también los tiene, me parece superior a ese tramo de X-M y de P-X que va de mayo de 2000 a junio de 2001. Es un año realmente olvidable.
Si pensamos que por entonces las series de Spiderman estaban en manos de Howard Mackie y de John Byrne... ostras, qué mal estuvieron las cosas para las dos principales franquicias de Marvel.
Repasar estos cómics sirve para poner en su lugar el legado de Joe Quesada, quien tuvo la valentía de quitarse de encima a autores que eran un lastre y poner a gente nueva para buscar nuevos enfoques.