Acostumbrado a un bruto sin mente nos encontramos de repente en una sola página con una escena con múltiples detalles en su simpleza. Primero que en vez de arrasar con la casa llama a la puerta, la tremenda mole que uno se encuentra delante y que acojona al más pintado, una cara que demuestra inteligencia y con una expresión perturbadora y finalmente la viñeta en pequeño que nos deja a un Hulk que habla y además es sarcástico.
Luego vendría lo que vendría, pero desde luego el lector en ese momento y que no sabía lo que pasaba después debió llevarse una buena sorpresa.