Creo recordar que en alguna películas Burt salía con un mono, ¿puede ser que en Los Caraduras, en Cannonball, o en otra?
Yo solo recuerdo con un mono a Clint Eastwood, en Duro de pelar.
He leído
Paletos cabrones Nº 4: Lo que hay que tener.
A pesar de la calidad general de la serie, coincido con mis compañeros en que en este tomo se aprecia un pequeño bajón. Supongo que los retrasos de la serie se han acusado, así como la muerte del padre de Jason Latour. Diría que han realizado un gran esfuerzo para concluir el arco argumental lo cual ha repercutido en que se transmite cierto apresuramiento y no está del todo al nivel de los anteriores números. Sigue siendo una serie muy buena, qué duda cabe, pero debo decir que ha faltado un poco de valor para llegar a la conclusión orgánica de la trama, que hubiese sido
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Hasta el momento, los autores han mostrado como una historia es capaz de cobrar vida por sí sola. Earl Tubb parecía ser el protagonista, tuvimos un giro de lo más inesperado y todo cambió. Ahora parecía que podría ser Roberta Tubb, pero sin embargo me da la sensación que han desvelado el pastel, porque el verdadero protagonista es el entrenador Boss, por lo que tendría cierto sentido que no llegasen a ese desenlace que se mascaba en la lectura. No obstante, como bien dice
Essex, todo se ha desarrollado de una forma un poco anticlimática. No me parece el desenlace natural de la trama, no al menos en la serie que hemos visto hasta el momento.
Al menos, se puede decir que uno de los aspectos de la serie ha seguido inmutable. Aunque tenemos de nuevo un papel predominante en el fútbol, ese deporte que en el condado de Craw se ama con tanta pasión, no es más que un pequeño trasfondo. Como cualquier obra de género negro que se precie, el protagonista, el entrenador Boss en este caso, tiene que comenzar una espiral deprimente que lo lleve a tocar fondo. Los autores muestran a alguien que cuando está en lo más alto comienza a desmoronarse toda su vida. El entrenador imbatible, el profesional intachable, acaba llevando su obsesión por el poder y la victoria más allá de su amor por el deporte. De ese modo, su lado más oscuro entra en escena, rompiendo incluso su único y peculiar código de honor. Boss comienza un descenso al infierno, surgen nuevos enemigos, una conspiración se cocina a fuego lento en el propio pueblo y su vida tal y como la conocía ya es cosa del pasado. Ahora debe demostrar si es esa persona de carácter que todos piensan, acaba de infundir vida a sus jugadores y dar la vuelta al partido.
Uno de los aspectos más interesantes es que los autores llevan el enfrentamiento entre equipos de fútbol al terreno criminal, con la presentación de un personaje que nos recuerda poderosamente al actor Burt Reynolds, que tan bien encaja en este ambiente sureño. Incluso hay que recordar que protagonizó alguna película centrada en el deporte del fútbol americano como Rompehuesos. No obstante, como han comentado más arriba, toda esa conjunción de enemigos de manera simultánea provoca un anticlímax. Quizá si solo hubiese sido el tema de la conspiración y el entrenador del equipo rival, que parece ser una especie de reflejo suyo en otro estado, pues no hubiese sido para tanto. Pero añadir la venganza de la hija de Tubb o la aparición del tipo del bosque ya me ha parecido excesivo. Y es que ese personaje aparece sin motivo aparente de la nada y realmente no pinta nada ahí. Tampoco me ha gustado como se ha resuelto el tema de Roberta. Quizá ha aparecido muy pronto, no lo sé. Pero la verdad es que
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Al quedar una situación intermedia se rompe un poco la dinámica de la serie, por lo que todo se desvirtúa un poco. Y es que a medida que avanzas en la lectura tienes la sensación de estar asistiendo al acto final. No me parece mal. Aunque 20 números han sabido a poco. Pero si realmente la historia nos lleva hasta ese punto, lo prefiero antes de que se alargue hasta descender la calidad. Mucho mejor algo condensado y breve que extenso y anodino. No obstante, no es el final de la serie, o eso parece al menos, aunque no se ha publicado un solo número desde mayo creo, o puede que antes por lo de las fechas de portada, y todavía no ha visto la luz el 21 de la serie, según miré el otro día. Lo que está claro es que este tomo supone un punto de inflexión, no solo por ese pequeño bajón, sino porque también se pierde ese punto fresco que portaba la serie, con un protagonismo coral, con una sensación de que no sabías que podía pasar. Pero tras este pequeño desenlace, aunque no se le puede negar que hay cierto potencial sorpresa, parece que se haya perdido una importante parte de la originalidad inicial a la hora de tratar algunos conceptos.
Espero sinceramente que tras este parón los autores sean capaz de convencernos que lo de este tomo ha sido solo un pequeño espejismo. Y es que si hay alguien que va a tener que demostrar lo que hay que tener, esos son la pareja Jason.