He leído
Ken Parker Nº 6.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Me lo estoy pasando francamente bien con esta serie, que con cada entrega mantiene un nivel altísimo. Además, a pesar del cambio de registro durante dos álbumes, Berardi demuestra su capacidad innata para el cómic de aventuras, sin importar el género, consiguiendo conectar con el lector gracias a sus caracterizaciones de los personajes, los cuales destilan tanta humanidad que es complicado no encariñarse con ellos. Es una serie larga, me está costando encontrarle hueco en mis estanterías, pero me da igual, porque el esfuerzo está mereciendo la pena tanto por la oportunidad de descubrir una serie que es una auténtica lástima que no se hable más de ella como por los momentos tan agradables de lectura que me está proporcionando. Posiblemente de lo mejor que ha publicado ECC en su catálogo este año.
Comenzamos con
“El pueblo de los hombres”, que retoma la aventura de Parker en las inhóspitas regiones del ártico, donde no solo se afianza su amistad con Nanuk, sino que vive una experiencia que le cambia la vida totalmente, mientras espera el tiempo propicio para regresar al mundo del hombre blanco. Como se pudo apreciar en el anterior tomo de la colección, Berardi utiliza todas las herramientas que ofrece el género de aventuras al estilo más clásico. Además, a través de prácticamente 100 páginas realiza un interesante ejercicio que nos permite conocer mejor la cultura y las costumbres de los esquimales, lejos de la ambición y la codicia del hombre civilizado. En una tierra hostil como esta, vive junto a una tribu con la que comparte su peculiar forma de vida basada en la caza y la pesca. Observaremos detenidamente, casi de manera documental, la caza de la morsa, respetando la procreación y solo con fines alimenticios, o seremos testigos del nacimiento de una historia de amor entre dos esquimales que decidirán acompañar a Parker en su regreso a la “vida moderna”. Como suele ser habitual, lo realmente interesante de estas historias son los personajes: ese chamán caradura que utiliza los dioses para comer hasta hartarse; Nanuk, un buen hombre que es capaz de dejarlo todo por seguir a un amigo, aunque este no permitirá que algo así suceda; el cortejo de las mujeres y los hombres de la tribu, que nada saben de conductas sociales, sino que se dejan llevar por el corazón, o por motivos prácticos de supervivencia; o incluso como las diferencias se saldan con combates amistosos en los que no tiene lugar la muerte de un miembro de la comunidad. Un estilo de vida extraño, con aspectos quizá algo desfasados, pero que no dejan de ser costumbres arraigadas por un grupo de personajes alejadas del avance del mundo en un lugar donde cada día es una lucha por la supervivencia. Al final, como era de esperar, su cultura y su inocencia choca frontalmente con la civilización, por lo que su ansia por conocer aspectos del mundo totalmente desconocidos para la pareja supondrá un desenlace fatal y dramático.
En el apartado gráfico repite Bruno Murraffa, para mí un ilustrador muy por encima de Ivo Millazzo, sobre todo en lo que a profusión en el detalle se refiere. Milazzo regresa en el siguiente álbum incluido en este tomo, por lo que se puede apreciar el contraste de estilos. Se sigue apreciando una evolución constante, pero ya sea por el ritmo de la serie, porque su estilo pierde solidez con el blanco y negro, o por los motivos que sean, me sigue pareciendo que es el punto más flaco de esta colección. No obstante, no es en absoluto un mal dibujo, y su estilo encaja muy bien con el tono de la serie, que va regresando al hábitat inicial: el Salvaje Oeste, donde el autor se desenvuelve mucho mejor que en los nevados parajes de Alaska.
“La balada de Pat O’Shane” es el ejemplo perfecto de lo grande que puede llegar a ser un guionista como Berardi que, como todos los grandes, construye personajes absolutamente geniales. La joven Pat, cuya historia se nos narra al son de una estrofa musical en los textos de apoyo, es la historia de una chica que le echa cara a la vida para seguir sobreviviendo, utilizando como herramienta la mentira. Además, igual que sucediera en otras entregas del a colección, será capaz de relegar a Parker al puesto de secundario, erigiéndose como la gran protagonista de su propia balada, tal y como indica el título del álbum. Pat llega al pueblo de Deerlane, el mismo al que llegaba Parker en la historia anterior, donde
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Este es el punto de partida de una aventura en la que una joven descarada que confunde la realidad con la ficción, y está necesitada de una figura paterna y materna, comparte sus peripecias con Ken Parker, envuelto en una trama de la que no solo depende su vida, sino su propia reputación. Una de las mejores historias de la serie que rezuma humanidad, en la que la habilidad para los diálogos ingeniosos de Berardi sienta muy bien a esta pareja de protagonistas que intentan establecer una relación poco convencional teniendo en cuenta que su objetivo es la venganza. En la contraportada del tomo viene muy bien definida como una historia de piedad, ternura y coraje, creo que no hace falta añadir más. Cabe destacar como el guionista italiano vuelve sobre sus fueros en un giro final propio de las novelas de suspense. Sinceramente, es algo que a mí particularmente me está gustando. Otra cosa es que en ocasiones pueda parecer forzado o que se repita un poco a la hora de plasmar el concepto. Sin embargo, el lector está tan dentro de la historia que es un detalle muy insignificante como para tenerlo en cuenta, además de que consigue que funcione sin forzar demasiado la suspensión de la realidad para llegar a ese “final feliz”.
En definitiva, una magnífica serie que nos deleita con otra maravillosa entrega que narra las aventuras y desventuras de Ken Parker, un hombre sensible en un mundo de violencia. Sin lugar a dudas, una lectura imprescindible.