El epílogo mantiene el mismo nivel de la obra, es bastante agradable, nostálgico, muy mutante, y encuadrado en un momento muy esperanzador de la misma. El nivel de dibujo, sobresaliente.
No cuenta (no puede) nada nuevo, pero es un añadido de calidad, que merecerá más o menos la pena depende de lo fan que se sea de la obra y de Ross.