Ayer noche Cuatro estaba de aventuras y emitió Centurión, la notable El guerrero número 13 y una de dragones que parecía de serie b.
La primera no la había visto y al comprobar que el prota era Michael Fassbender decidí darle una oportunidad.
Y qué de músculos, amigos. Qué guapo y noble caballero. Qué ojazos. Qué presencia.
Esto sí es un héroe de acción, amigos.
El argumento de la peli no es muy allá. Los pictos persiguen a un grupo de romanos a lo largo de todo su territorio. Quieren darles caza como si fueran conejos y para ello van armados hasta los dientes y con un grupo de gente bastante loca sedienta de sangre. Nuestros guapos romanos sólo pueden confiar en sus bronceados torsos, su mussoliniana inteligencia superior, y sus valors culés para poder evitar a estos yihadistas escoceses. Y la cosa va así, así, mientras haces quinielas apostando por cuál será el siguiente cadáver.
Espadazos, mandobles, lanzazos, sangre por un tubo, decapitaciones, torturas, gritos y antiguos rituales deleitan al espectador mientras anima a los fornidos latinos en su escape hacia el Imperio.
Pero no se lleven a engaño, amigos. La peli da lo que promete. Tal vez falte algo de sexo gay, pero por lo demás, impecable entretenimiento.