Saint Seiya, una de las peores series que he visto en mi vida
Sólo la primera saga, la del Santuario, no tengo valor de seguir. 73 capítulos de sinsentidos, contradicciones, personajes absurdos, machismo y estupidez. Muy gay friendly, eso sí. Y te ríes de lo mala que es.
Los Caballeros de Bronce se supone que son luchadores por el bien, la paz y la justicia. Pues bien, con esta premisa, participan en un torneo para conseguir una armadura de oro. Se amenazan como si fueran navajeros y luchan a muerte entre ellos. Con dos cojones.
Cuando se encuentran con los Caballeros de Oro, se sorprenden de que haya doce, ya que pensaban que sólo había una armadura. Pocos capítulos después, mediante flash-backs se ve que ya conocían la existencia de los 12 Caballeros de Oro. Con dos cojones.
Los Caballeros son todos hombres, lógicamente las mujeres pueden luchar pero no pueden obtener armadura. Deben llevar una máscara que cubra su rostro. Si un hombre ve su rostro, la mujer tiene dos opciones: matarlo o enamorarse de él. Con dos ovarios.
Todo el tiempo están a punto de morir, sacan fuerzas del cosmos y vencen a rivales invencibles. Rivales dentro del Santuario, caballeros buenos que se vuelven malos o caballeros buenos engañados por los malos. No hay ni un puto enemigo que no provenga del mismo Santuario. ¿A qué se supone que se deben enfrentar los Caballeros? ¿Al quinqui que roba en el Mercadona? ¿Al carterista que te birla la cartera en el metro de Barcelona? Misterio.
Seiya, el protagonista, está atrapado en un círculo amoroso que cambia en cada capítulo. No se decide entre su amor platónico (la princesa Saori), la chica con la que jugaba de niño (ni recuerdo su nombre), o el Caballero del Dragón (con el que protagoniza escenas con una carga erótica tan fuerte que debió dejar locos a los preadolescentes de los años 90).
De la traducción y el doblaje no hay mucho que decir. Bastante penoso todo. El título no tiene ningún sentido: los Caballeros de Oro, que son los del Zodíaco, no aparecen hasta mitad de temporada.
Las voces de los personajes cambian varias veces, si cierras los ojos eres incapaz de saber quién habla. Aunque tampoco pasa nada, por que los personajes son todos igual de planos.
De verdad, todo es tan malo que te ríes. Te ríes por no llorar.