He leído
WildC.A.T.S: Homecoming.
Se trata del primer tomo que recopila la etapa escrita por Alan Moore, en un tiempo en el que trabajó en el estudio de Rob Liefeld por falta de liquidez. Y, sinceramente, eso se nota bastante, aunque se nota mucho menos de lo que esperaba. Las primeras páginas parecían el preludio del horror más absoluto, pero a medida que avanzan las páginas me he ido introduciendo en la trama del barbudo y me ha acabado gustando. Si bien es cierto que los diferentes dibujantes que intervienen juegan en su contra, con un estilo a caballo entre Liefeld y Jim Lee, pero sin la espectacularidad de éste último, Moore construye dos tramas paralelas totalmente diferentes, donde predomina la ciencia ficción. Pérez Navarro, en su prólogo, lo define como un tebeo de superhéroes que sobrevive a las modas, pero realmente estamos ante sci fi pura. No solo por los escenarios en el que se desarrollan las tramas, sino que los protagonistas son propios de este género. Precisamente, creo que ese ha sido el aspecto que ha conseguido que me deje llevar por el planteamiento de Moore.
Como decía, tenemos dos tramas paralelas. En una se encuentra el guionista mercenario, que centra la historia en Majestic y Savant, los cuales creen que los WildC.A.T.S están muertos y buscan nuevos reclutas para sustituirlos. Creo que en esta parte de la trama, cuya acción se sitúa en la Tierra, es la que cuenta con peores dibujantes. La reunión del nuevo grupo es tediosa y aburrida. A pesar de que la mayoría son personajes nuevos, el lector no puede evitar sentirse totalmente perdido. Cuesta mucho meterse en la historia y menos cuando tenemos en frente unos villanos que parecen una mezcla de robots y gángster. A medida que va cobrando forma la idea de Moore, y vas conociendo a los personajes un poco, detectas que hay una extraña mezcla entre noir y ciencia ficción que va resultando entretenida, pero de vez en cuando ves una pelea absurda con otro grupo de superhéroes o como uno de los nuevos intenta ligar con la viuda de un villano robótico que él mismo ha matado. Aunque no se puede negar que Moore introduce algunas dosis de un humor ácido en algunas escenas. Incluso, en ocasiones, tienes diálogos mordaces, esta parte es la peor con diferencia. Eso sí, nos cuela un par de guiños por la cara. Los protagonistas van a beber a un bar que se llama Clark’s, cuyo símbolo es el mismo que el de Superman, pero con una C. En el local podremos encontrar en la barra a un grupo que representan diferentes versiones de Lobezno. Sin lugar a dudas, esto lleva el sello del inglés.
En la otra trama acompañaremos por el espacio a los WildC.A.T.S, que llegan a un planeta llamado Kera. Aquí es donde la etapa se pone interesante, ya que el autor decide trazar una trama llena de conspiraciones políticas, luchas de clases sociales y otros temas que forman parte de una analogía a la sociedad americana. Los miembros del grupo se separan debido a que cada uno pertenece a una clase social.
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Cabe destacar la riqueza cultural que se saca de la manga el autor con diferentes razas alienígas y sus creencias tribales o religiosas y una interesante historia pasada.
Quizá no es una obra excesivamente compleja, pero a medida que avanza ha generado en mí un mayor interés. Me acercaba a ella con tanto interés como temor, pero me ha sorprendido gratamente. A ver como se resuelve todo en el segundo tomo. De momento, sin ser nada excepcional, me está gustando y me parece una lectura interesante.