He leído
Batman: Thrillkiller.
Se trata de una miniserie de 3 números, enmarcada en la colección otros Mundos, publicada originalmente en 1997, junto a su secuela, un número especial publicado un año después. El guión corre a cargo de Howard Chaykin que sitúa la historia en el marco temporal comprendido a principios de la década de los sesenta, haciendo a alusión a ciertos hechos históricos que conectan con una Gotham corrupta en la que surgen Batgirl y Robin, en un intento por luchar por la libertad, apoyando revueltas estudiantiles, así como en su lucha contra el crimen en una ciudad donde la policía y el alcalde forman parte del entramado delictivo que la corroe. Bajo la capucha de Batgirl encontramos a Barbara Gordon, una joven que encontró el cadáver de su madre asesinada, un caso aún sin resolver, poseedora de una fortuna que le permite vivir acomodada y llevar una doble vida. A ella se une Dick Grayson, un joven perteneciente a una familia de conocidos acróbatas circenses, que tras conocer a barbara se une a su cruzada contra el crimen. Curiosamente, tenemos una constante en esta historia, ya que los protagonistas comparten ciertos problemas con sus progenitores. También cabe destacar el aspecto de este dúo dinámico. Robin tiene un aire al Errol Flynn, mientras Batgirl es una pelirroja de sinuosas curvas que se erige como la gran protagonista.
Por otro lado, tenemos al comisario Gordon en su papel habitual, mientras que Bruce Wayne es detective primero de Gotham, aunque
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El argumento se centra en un acusado género noir, apoyado por cuadros de texto que simulan la tradicional voz en off tan características del noir, donde destaca la prosa de Chaykin, especialmente inspirado. En esta Gotham corrupta nos encontraremos con versiones ligeramente diferentes de Dos Caras, un policía corrupto; Selina Kyle, una bailarina de striptease; o la principal atracción, una Joker femenina, que dirige los bajos fondos de Gotham. Corrupción, romance, drama y mucha tensión en una historia que nos traslada a una ciudad del pecado sesentera, magníficamente representada por el arte pictórico de Dan Brereton, añadiendo una nueva perspectiva al entorno del murciélago. Me ha parecido una lectura bastante disfrutable, al menos yo la he disfrutado bastante, que juega de forma correcta con el género y los personajes, cuyas nuevas versiones son tan interesantes como bien construidas. A esto habría que sumarle el trasfondo social y el desarrollo de una trama sólida, dando como resultado una miniserie con la que cualquier fan del personaje puede pasar un rato ameno y agradable.
Finalmente, tenemos un especial que continúa la miniserie, en el que Batman y Batgirl investigan una marca de cigarrillos que contienen una droga que puede resultar mortal por el uso continuado. El dúo artístico se decanta en esta ocasión por dar mayor protagonismo a Batman, aunque Batgirl sigue siendo desarrollada,
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Y es que en esta historia cabría destacar no solo la labor continuista de la trama, recuperando a la Joker como uno de los villanos, sino al desarrollo que experimentan los diferentes personajes, desde el propio Bruce Wayne hasta Barbara Gordon, pasando por el comisario Gordon o la mencionada Joker. Además, se irían incorporando nuevos e interesantes personajes a este plantel de protagonistas como Croc, enfundado en el papel de gángster, Harley Queen o Roy Harper, así como la heroína Canario Negro, que se convertiría en compañera de Batman de manera puntual. Curiosamente, el tema de la identidad secreta no es algo que se cultive demasiado, ni se le de demasiada importancia, viendo como todos desvelan su identidad en un momento u otro. No obstante, eso me parece un tema menor, porque lo verdaderamente importante es el buen desarrollo tanto de las historias como de los personajes. Hay que decir que Chaykin y Brereton consiguen un cómic donde se da la mano el asesinato y el thriler en un escenario noir como la Gotham de los años sesenta, que en realidad tiene un aire a los Estados Unidos de los cincuenta, para presentar un nueva versión del entrono del murciélago. A mí me ha gustado mucho y me parece un buen homenaje al género y una buena representación de él en cuatricomía.