He leído Point Blank.
Se trata de una miniserie de 5 números, escrita por Ed Brubaker y dibujada por Colin Wilson. Aunque en la portada ECC ha plasmado el sello de Vertigo no tengo muy claro si se publicó ahí. También iba a decir que es un spin-off de Sleeper, o eso pensaba yo, pero realmente es una especie de prólogo, o más bien la obra que daría origen a la magnífica historia de John Carver. Es curioso, porque a pesar de que cronológicamente es anterior a Sleeper y fue concebida para entenderse por sí misma sin necesidad de conocer nada de Wildstorm o el Universo DC, en el que se integró el susodicho, creo que se entiende mucho mejor tras leer Sleeper, por lo menos a mí me ha resultado mucho más esclarecedor. También es cierto que algunas de las cuestiones del protagonista ya sabes las respuestas, pero lo importante está en ese giro final, quizá un poco previsible, para lo que da igual una opción u otra.
La historia gira en torno a Cole Cash, alias Grifter, que colabora en algunas misiones con su exjefe John Lynch, pero sin conocer muchos detalles al respecto. No obstante, sin darse cuenta, Lynch es asaltado quedando en coma y Cole decide investigarlo, llegando hasta una organización criminal en la sombra dirigida por Tao. En su enfrentamiento con este se le revelan todas las cuestiones que se hace a lo largo de la investigación. Como sucedería posteriormente en Sleeper, Brubaker utiliza el entorno superheroico para introducirlo en una trama de espionaje y suspense al más puro estilo noir. Apoyado en el dibujo de Colin Wilson construye una trama absorbente que nos sumerge en un mundo de violencia y crimen al más puro estilo Brubaker. Para lo que ya han leído Sleeper pueden pillar los guiños y como encaja todo posteriormente el guionista, cobrando un mayor sentido. Al revés no sé como sería la experiencia, pero supongo que el suspense es un componente importante. De todas formas, el punto de genialidad tiene lugar en la página final, con un recurso narrativo muy interesante que nos deja la sensación de que se cierra el círculo de una forma muy apropiada. En detalles como este se nota que Brubaker es un grande de la escritura.
El apartado gráfico está muy bien, con un estilo que encaja al perfección con el tono de género negro de la obra. Asimismo, cabe destacar el trabajo de Simon Bisley en las portadas de estilo pictórico. Sinceramente, me ha sorprendido gratamente esta lectura, que al fin y al cabo lo he hecho solo por completar los de Sleeper, pero me ha gustado mucho más de lo esperado y no solo es un complemento perfecto, sino que es casi obligatorio acompañar a Sleeper con la lectura de esta miniserie. Y es que Ed Brubaker rara vez decepciona, y menos cuando hablamos de crímenes, asesinatos y género negro.