He leído
La Patrulla-X Nº 33-34: E de Extinción.
Ha estado un poco mejor que la miniserie anterior, aunque a pesar de ser de 4 números, creo que le han sobrado dos. Chris Burham, con la ayuda de Dennis Culver, hace todo lo posible por emular el estilo y el tono de Morrison en la saga del mismo nombre que significaba el punto de partida para el escocés en un etapa que redefinió a los mutantes, pero como se suele decir, Morrison solo hay uno; y para sucedáneos, mejor el producto original. De todas formas, no ha estado mal del todo, en un intento por mostrar una situación diferente años después si
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Además, vemos la división entre las propias filas de la Patrulla. Por un lado tenemos la formada por Cíclope, Emma Frost y el resto de su quinta, mientras que por otro tenemos a la nueva generación, jóvenes que surgieron durante la etapa de Morrison y que están destinados a ser el futuro bajo la dirección de Magneto.
Siendo honestos, como producto imitador no está del todo mal y sigue muchas de las pautas marcadas por Morrison. Quizá el problema es mi cansancio de tanta realidad alterada y regreso una y otra vez a momentos emblemáticos del pasado. En muchas ocasiones, sin grandes aportes y con un desarrollo bastante soso o aburrido directamente. Y es que miniseries de 4 o 5 números, la mayoría alargadas en exceso y tirando por derroteros algo extraños y poco interesantes, pues acaba uno saturado y cansado.
Después está el intento de Ramon Villalobos de imitar a Quetly, quedándose con lo más superficial de su arte, que es esa fealdad impostada que utilizó en aquella saga. Hace falta añadir su genio narrativo o su capacidad para diseñar conceptos creados por Morrrison y todo eso no está presente en el trabajo de Villalobos. Como homenaje y recordatorio de aquella etapa y saga, no está mal, se deja leer. Pero poco más.
Bueno, y aquí me despido de esta colección, que seguramente he llegado tan lejos porque la he leído por otros medios, porque si hubiese estado invirtiendo mi dinero, Bendis me hubiese echado mucho antes. La verdad es que el concepto me parecía atractivo al principio, no fue desarrollado demasiado bien y fue perdiendo interés, pero también lo veía como algo con fecha de caducidad desde sus inicios. Tampoco ha sido así y no me termina de convencer que esto se alargue hasta el infinito. Por lo tanto, yo me bajo aquí. Hasta siempre.