¿Se puede?
He releído
Batman: La broma asesina.
Creo que tras la reseña demoledora de
Essex sobre esta obra, este foro se merece otra a juego, pero con opiniones contrapuestas. De esa forma, cada uno podrá elegir la que más le guste, incluso obviar ambos comentarios y forjarse una opinión propia.
Lo primero que hay que tener claro, que esta no es una historia de Batman per se, es decir, el título nos lleva a engaño desde la misma portada. Batman es uno más de los secundarios, como mucho alcanza el estatus de co-protagonista, pero, realmente, lo importante aquí es profundizar en el Joker en los motivos que lo llevan a ser quien es. Se ha discutido largo y tendido sobre el error que comete Moore al establecer un origen al personaje, despojándolo del aura misteriosa que lo rodea y, de alguna forma, robándole la gracia que pueda tener. Pero es que en todo momento, el autor deja totalmente claro que lo narrado aquí, mediante flashbacks, no es algo canónico. Todo lo contrario. Es uno de los diferentes recuerdos que el propio Joker tiene dentro de su confusa mente. Uno que está asociado a todas las acciones que realiza durante la historia. El Joker quiere demostrar que la vida puede tratarte tan mal que un día tu mente ya no aguante más, llegando al colapso mental que produce la locura; una demencia asociada al crimen de forma sórdida y aterradora. Todo obedece a una forma de demostrar al mundo que tras un mal día, la persona más buena del mundo puede volverse como él.
A mí me parece un concepto muy interesante, que da sentido a todos los actos perpetrados por el payaso del crimen. Un hombre llevado al límite, cuyos continuos fracasos en el mundo de la comedia le llevan a dejarse guiar por unos maleantes con la sana intención de tener una oportunidad económica para salir del bache. Pero que en el último momento, su mujer muere en un accidente doméstico tan terrible como cómico. En ese trágico día, sigue adelante con los planes delictivos para caer en una trampa, debido a su ineptitud. Ataviado con un estúpido disfraz, sufrirá la última broma cruel de la vida, que lejos de matarlo envenenado le proporciona un rostro propio de un payaso. Su mente ya no aguanta más, las bromas de la vida lo han vuelto loco...
Habrá quien piense que es un origen chorra. Puede ser, pero mientras releía la historia solo podía pensar en que realmente es algo relativamente plausible. Quizá se exagera un poco, pero es que realmente esa exageración que puede parecer forzada no es más que otra de las características del personaje. Un bromista macabro con un humor sádico y perturbado que utiliza a Jim Gordon y su familia para demostrar su loca hipótesis. Una que finalmente no se sustenta, lo que nos da una nueva perspectiva de su origen. No era una persona tan cuerda como creía. La vida no es la única responsable de su locura, ya era algo intrínseco en él. No olvidemos, que si analizamos los motivos por los que decide delinquir, pueden ser lógicos, pero no todo el mundo con un problema económico se decide a robar. Eso nos indica que, a pesar de la presunta bondad, hay un germen de maldad en el personaje. Todo esto adquiere un nuevo cariz cuando en su nueva identidad recibe toda la fama que no consiguió como humorista. Ahora, el ego del artista se mezcla con la megalomanía asesina, y entra en escena el Joker. Un personaje muy complejo que Moore caracteriza de forma excepcional con todas sus sombras y sus luces, en un intento de hacernos entender como el Joker pudo llegar a convertirse en lo que es. Difícilmente encontraréis un Joker tan tridimensional que el que se muestra aquí. Además, de aunar los conceptos de etapas tan diferentes como la de Englehart o la de Bob Kane para mostrarnos un villano acorde con aquello que revolucionó los 80 en las obras que hicieron evolucionar el medio. La sigo viendo como una obra muy trasgresora, que no me extraña que haya sido la fuente de la que beber mucho tiempo después.
Otro de los puntos explorados en esta historia es la relación entre Batman y el Joker. Una relación de amor y odio que llega a unos extremos inimaginables. Tanto es así, que Bruce comienza ha preocuparse tanto que intentará mediar para que se evite lo inevitable. Aquí, Moore se centra en el lado más humano del personaje. Le aterra su propia muerte, sufre con lo de Bárbara, consuela a Gordon cuando lo rescata, siente odio hacia su perverso enemigo.Pero por encima de todo quiere hacer prevalecer la justicia. No se deja arrastrar por el odio, lo supera y en todo momento quiere ayudar a su enemigo. Y quiere que deje de ser un peligro para él y para los demás. Posiblemente no sea el Batman más icónico que te puedas encontrar, pero si es uno de los más profundos. Uno que está acorde con la complejidad de su antagonista. Un Batman al que pocos escritores saben llegar y que aparece muy bien retratado en poco más de 40 páginas.
Esta obra no será de las mejores de Moore, pero es que en un momento ha desarrollado una ingente cantidad de conceptos a los que muchos guionistas tardarían años en llegar. Todos tratados con mucha profundidad. Me parece que se desprecia demasiado a la ligera esta obra...
Y para terminar tenemos el final.
Está claro que el autor quiere dejar un mensaje alegórico que combina la imagen y el chiste que narra el Joker. Un chiste basado en la tormentosa relación que ambos personajes tienen, y que supone el segundo puntal sobre el que se sostiene esta historia. Concuerdo en que es algo atípico terminar así, pero ¿cuantas historias acaban con el villano arrestado por el héroe? Moore va un paso más allá y se saca de la manga un final tremendamente original, cargado de dobles sentidos y segundas lecturas. Quizá, muchos puedan alegar que esto no pega en un tebeo de Batman, pero a tenor del complejo desarrollo de los personajes durante toda la historia, esta rareza le viene como anillo al dedo. No suelo ser muy amigo de las excentricidades de Moore, pero tengo que reconocer que en esta ocasión le queda genial. Solo por este final, la historia gana muchos enteros. Un final brillante que solo se le podía ocurrir a alguien con el talento de este autor.
En definitiva, todo esto es por lo que a mí me parece que La Broma asesina es una GRAN historia. Habrá quien esté de acuerdo, y quien no, pero con esta lectura no solo me reafirmo , sino que además puedo decir que desde el día de hoy me gusta todavía más esta historia. Tanto es así, que la edición Absolute me parece el contenedor perfecto para poder apreciar mejor el maravilloso arte de Brian Bolland. A pesar de no haber hablado del dibujante, no es algo que debamos desechar. La Broma asesina es un tebeo dibujado de forma espectacular y con una narrativa sublime. Lo que supone un importante plus a la hora de valorar esta obra que sigue siendo tan fresca como en su día. Porque esa es otra, estamos ante una historia que tras más de 20 años no ha envejecido ni un ápice. Aunque aparezca el coche ese tan hortera de Batman, típico de los 40, sigue teniendo esa fuerza capaz de traspasar las viñetas y hacerte sentir emociones. De esa forma, podrás aterrorizarte con el Joker; sentir compasión del Joker y su desgracia; temer por el comisario Gordon; incluso sentir el odio y la ira de Batman. Casi diría que he sentido hasta el balazo de Bárbara.
La excelente narrativa visual, los brillantes diálogos, la profundización de los personajes, la intemporalidad de la obra, los maravillosos dibujos. Todo esto no son más que algunos de los tesoros guardados en esta historia. Quizá no sean para tanto, pero yo con esto tengo más que de sobra. Sin ningún lugar a dudas, esta es una historia imprescindible en cualquier tebeoteca, que, además, gana con las relecturas.
Dedicado a
Essex el troll.