Se han apuntado grandes problemas y uno de los principales, creo, es el dinero.
Como ha comentado Laszlo, cuánto más dinero mueve algo más atadas tiene las manos. Lo vemos en el cine constantemente, las mejores películas no suelen ser las de gran presupuesto sino las pequeñas películas más independientes en las que el autor ha tenido completa libertad para hacer lo que ha querido, en lugar de tener la presón de verse obligado a dar tantos minutos de pantalla a tal personaje u ofrecer una película que ueda ser transformada en muñecos articulados (estoy hablando de la norma, no de los casos particulares, que los hay y muchos)
En el cómic sucede igual. Los títulos serializados tienen una fucnión clara, mantener la industria. Son las serie de Spider-Man, Lobezno, Los Vengadores y todos los macro eventos anuales los que aportan el sustento necesario para que la industria permanezca a flote. Y al otro lado se encuentran títulos menores, miniseries, novelas gráficas (ahora que Marvel parece, engañosamente, apostar de nuevo por ellas) que dan la libertad necesaria a los creadores para ofrecer su visión clara de un personaje o concepto determinado. Al final, las obras que tienen más calidad son las obras "menores", apartadas de la gran rueda de la industria. Pequeñas series de Vertigo o miniseries satélite.
Pero no nos engañemos, si los títulos mensuales y los personajes de siempre son capaces de mantener la industria es porque nosotros los seguimos leyendo. Y con ganas, me permito añadir. Probablamente disfrute más del nuevo cómic de Moore que de todo un año de la Patrulla-X, pero eso no quiere decir que no pase un rato agradable y entretenido con las aventuras de los mutantes. Todo tiene su función y su objetivo, y tenemos que aprender a ver las cosas como son y no como nos gustaría que fueran.
Dicho esto, respecto a la calidad de los cómics de hoy, al menos desde nuestro punto de vista, el problema es que nosotros estamos creciendo, pero los cómics siguen estando dirigidos principalmente a los niños y adolescentes. Es su target y hacia ellos están orientadas las historias y la manera de contarlas. No es que ya no se cuenten historias como antes, es que el público de ahora no quiere esas historias. A un adolescente de hoy no le ofrezcas el trabajo de Claremont. Dlae el trabajo de Bendis o de Millar que es lo que le gusta. No es que los creadores no sean tan buenos como antes, es que nososotrs estamos cambiando y, una de dos, o nos adaptamos a los cambios o, como ha dicho alguien por ahí, nos bajamos del burro y nos dedicamos en exclusiva a leer reediciones de clásicos.