EL OTRO CÓMIC AMERICANO
3. NEXUS , DE MIKE BARON Y STEVE RUDE
Es curioso el caso de Nexus. Visto desde fuera, debería ser un cómic de superhéroes. Lo parece, ya que el protagonista utiliza unos variopintos superpoderes para buscar venganza ataviado con un traje llamativo. Pero, ay, Nexus no es un cómic de superhéroes. El protagonista no es un héroe, la venganza que busca no es propia y su código moral no es exactamente el ideal. Quizá por eso su aparente falta de éxito: el público al que va dirigido no se siente atraído por el envoltorio, y el que sí se ve atraído a él no encuentra lo que estaba buscando. En realidad estamos ante una elaborada space-opera de ciencia-ficción, aunque creo que el término realmente no hace justicia al planteamiento.
Horatio Hellpop, alias Nexus, es un avatar de venganza contra los genocidas cósmicos, guiado por una misteriosa entidad alienígena que le obliga a realizar tales actos. Nexus sueña con su genocida cósmico dentro de su tanque de agua amniótica, e inmediatamente debe lanzarse a ejecutarlo impelido por una poderosa fuerza ajena a su voluntad. Tanto da si es hombre o mujer, anciano o niño, despiadado o equivocado, orgulloso o arrepentido, incluso inadvertido de ser el causante de ninguna muerte. Nadie escapa a su juicio. Es tanto ejecutor como esclavo… y su primera víctima fue su propio padre, el mismo al que amaba y respetaba y que era todo su mundo desde la muerte de su madre. El mismo padre que, años atrás, se convirtió en ejecutor de todo un mundo.
Lo que aparentemente se podría haber convertido en un esquema repetitivo, gana en profundidad porque casi en cada misión Nexus va rescatando refugiados a los que aloja en su propio planeta, Ylum. Estos refugiados son tantos y tan variados que sólo con ellos se podría alimentar la serie indefinidamente. Y de hecho, en muchas historias el peso de la narración no lo lleva Nexus, sino cualquier otro secundario, como Dave, Judah, Tyrone, el mundo-cabeza … personajes interesantísimos por derecho propio, que afectan la manera de pensar y actuar del propio Nexus. Ylum desarrolla sus propias estructuras políticas y de seguridad a cargo de los refugiados, incluso al margen del propio Nexus. Además, cada misión es diferente, igual que es diferente la víctima, su entorno… tenemos a nuestra disposición tantos mundos y tantas situaciones como la imaginación del escritor sea capaz de crear. Tantos temas como se quieran tratar. Religión, política, fanatismo, belicismo, drogadicción, cocodrilos humoristas parlantes… las posibilidades son prácticamente infinitas…
Antes hemos hablado de una misteriosa entidad alienígena que forzaba a Nexus a realizar su misión. Una cosa por la que esta serie se caracteriza es por no hacer trampas al lector, por lo que el misterio no lo es para siempre: tiene respuesta y tanto protagonista como lectores la conoceremos más pronto que tarde. La serie es honesta con sí misma y con el lector. Y pese a las características de su misión, Horatio Hellpop no será nunca el tipo duro con cara de palo, sino una persona sensible, con inquietudes, dudas y debilidades, incluso un tipo divertido a veces, quedando fuera del modelo tipo de ejecutor vengativo tradicional, sobre todo cuando no lleva la máscara. Y la serie tampoco está exenta del humor fino y la ironía ácida, que sirve para criticar y destacar cualquier aspecto de la sociedad actual que el autor tenga a bien trasladar al mundo de Ylum o a aquellos mundos que visita… humor inteligente, en todo caso, que incita a la media sonrisa más que a la carcajada. Igualmente, conforme la fama de Nexus se va acrecentando, aparece el interés en saber de él por toda la galaxia… lo que nos traerá a Sundra Peale, supuesta periodista interesada en entrevistarle, que será su compañera tanto de aventuras como sentimental y la otra gran protagonista de la serie. La suya será una relación que escapa a cualquier tópico, con encuentros y desencuentros, y romanticismo, sí, pero también gran carga sexual y sensual. Mucha lealtad, sí, pero también infidelidad por ambas partes. Una relación compleja donde las haya que dista mucho de ser ideal, pero que por eso mismo es más realista, que se va desarrollando con el tiempo y en la que tanto Horatio como Sundra dan lo mejor y lo peor de sí mismos…
Todavía no he hablado de los autores, que realizan aquí sin duda el trabajo de su vida. Por un lado, Mike Baron al guión. Baron es un autor que no da su verdadera medida fuera de Nexus. Ha trabajado en Flash, Batman, Green Lantern, Punisher… pero es aquí y sólo aquí donde este autor que parecía uno más se convierte en superlativo. Su nivel de implicación en esta serie es sólo igualado por lo magnífico de sus guiones a todos los niveles, siendo capaz de tratar, literalmente, de cualquier cosa. ¿Y qué decir de Steve Rude? Steve Rude es un genio. Uno de los mejores dibujantes que mis ojos han tenido el privilegio de ver. ¿El mejor? Difícil de asegurar, estando por ahí gente como Harold Foster o Alex Raymond. Desde luego, heredero de ambos. Elegante, eficaz, espectacular, emocional, todoterreno. Lo hemos visto a pinceladas aquí y allá, pero sólo en Nexus se ha implicado a largo plazo y con total entrega. Ambos, Baron y Rude, fueron dos adelantados a su tiempo y habrían sido felices en la actual Image. A lo largo de los años, mal que bien pudieron mantener a su creación a flote, si bien de manera discontinua pese a conseguir nada menos que seis Premios Eisner. Espero que tengan una nueva oportunidad de seguir contándonos más historias de Horatio y Sundra.
Ciertamente, creo que tanto Nexus como sus autores serían mucho más apreciado hoy día si Nexus hubiera sido una tira de prensa a lo Flash Gordon, formato que creo le quedaría como un guante, en lugar de un comic-book, formato en el que no pudo atraer a los suficientes lectores ahogado por las editoriales mayoritarias.
Desde luego, la fama del gran Steve Rude sería acorde a su nivel, cosa que hoy día no ocurre…