Bueno, pues he leído
Batman: Ciudad Rota.
Una obra que me ha dejado un sabor agridulce. El porqué tiene mucho que ver con la calidad de la obra en sí.
De primeras, no esperaba una gran historia. No sé porqué. Me gusta el
Azarello de
Jhonny Double, o el de otras historias de Batman, como
Joker. Sin embargo, no tenía un buen presentimiento con este tomo, quizás porqué tenía en el recuerdo el
Asquerosamente Rica de Azarello, historia que no terminó de gustarme.
Pero hablemos del tomo en sí.
En cuanto comencé a leerlo, a las pocas páginas estaba totalmente convencido de la calidad de la obra. Y del talento de sus autores.
Una prosa cuidada, y excepcionalmente aguda. Un tono oscuro y apagado, con el mejor toque
pulp. Una historia de personajes desgastados que se arrastran por una ciudad a su medida, en la que todo está sumido en sombras y nunca deja de llover. Un sentido estético maravilloso, que es narración pura, y que bebe descaradamente de Miller y de su
Sin City, y en general, de todas las obras de género negro que inspiraron a este. Decididamente, Gotham City nunca ha estado tan cerca de convertirse en la Ciudad del Pecado como en esta obra. Ni siquiera en las propias historias ,del autor que la creara, junto al personaje del hombre murciélago.
Un regalo. Eso son las primeras historias. Una trama de detectives pura y dura, donde todos los personajes esconden y buscan algo. En este caso, la mayoría de ellos buscan a una persona.
La trama se desarrolla entre las pesquisas de Batman y la presentación de los personajes y secundarios en este "sub-universo" que crea Azarello. Nada nuevo en ese sentido. Pero hecho con una maestría asombrosa. Hay verdaderas joyas a lo largo de estas páginas. Visuales y escritas. Toda la escena del club de
striptease, es una absoluta maravilla. Para buscar un sombrero que ponerte y poder quitártelo después ante estos dos artistas.
En resumen, hasta este punto, no solo estaba leyendo una de las mejores historias de Batman de los últimos meses, sino uno de los cómics mejor hechos que hayan caído en mis manos últimamente. Sobre un género que me encanta, y que cuando está bien hecho, me enamora.
Pero como dije, esta sensación no tiene un final feliz.
En el último tercio de la historia, Azarello consigue echar por tierra su universo perfectamente equilibrado, sus personajes de novela negra, y por supuesto, la trama en sí. Cuándo los jugadores descubren sus cartas, hay más de cuatro ases en cada mano. La chispa se pierde, la magia se tambalea, y la historia se sabotea a sí misma.
Normalmente, la mejor parte de una historia de este tipo, a nivel de ingenio, de agudeza, de talento, etc, en las dotes narrativas y en los diálogos, se encuentra en la presentación de la historia y en su desarrollo. Llegados al tramo final, no es tiempo de que hablen los personajes, sino la historia en sí. Es aquí cuando la trama debe darse a valer, porque los comentarios mordaces, los enfoques audaces y las buenas ideas ya se han puesto en juego. Por eso es muy difícil hacer un buen final.
Y este no lo es. Ni buscado, ni afectado, ni ejecutor, están en su sitio. No es un absurdo, ni mucho menos, pero desmerece la pulcritud y la perfección con el que la linea argumental venía desarrollándose. Las decisiones son extrañas, los personajes contradictorios, las reacciones, forzadas. Incluso hay una subtrama -brillante, por la forma de plantearla de Azarello e involucrar al Caballero Oscuro- que se desarrollará aparte. Algo parecido a lo que hiciera la genial película
"Gone, Baby gone". Pero, hasta esta subtrama, introduce un personaje extraño, que a todas luces no debería aparecer en la historia. No como lo hace al menos, que más parece una imposición comercial que otra cosa. Y es que su cometido -extraño y falto de sentido, y por supuesto, sin explicación alguna del "como"- podía y debía haber sido desarrollado por cualquier otro personaje que ya hubiese estado vinculado a la trama.
Son pequeños detalles como este, los que hacen que -otra vez- la historia no sea redonda, y que Azarello entregue otra obra que apuntaba a maestra, pero que se queda en buena. Muy buena, quizás.
Una lástima, porque el lector, viendo el talento que despliega al principio, es lógico que se vuelva exigente.
Un gran cómic de todas formas, soberbiamente dibujado y magistralmente escrito, que recomiendo a cualquier fan del murciélago, o de la novela negra en general.