He leído
El Multiverso Nº 1.
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El contenido del spoiler es, a grandes rasgos, la sinopsis del número con el que arranca este proyecto de Morrison que es posiblemente uno de los que a mí más complejo me ha resultado así a priori. Quizá no tanto por la cantidad de personajes conceptos y escenarios que presenta el autor en aproximadamente 40 páginas, algo que me parece tan increíble como ejemplo de la abrumadora y fértil imaginación del escocés, sino que no termino de pillar a donde nos quiere llevar. Y eso, me temo, que lastra un poco mi experiencia lectora. Realmente no me parece en absoluto un mal cómic, sí bastante complejo, pero sobre todo es esa sensación de impotencia al ver que te están queriendo contar algo, pero te estás perdiendo la mayor parte del mensaje.
Obviamente, tenemos la presentación de un Multiverso, con una rotura de la cuarta pared en toda regla, ya que los cómics son esenciales para entender el concepto de Morrison y son una herramienta más dentro y fuera de la historia. El planteamiento de una amenaza que pone en peligro la misma existencia, lo que permite que tengamos la afluencia de héroes de diferentes realidades, alguno particularmente bizarro. Y, cómo no, tenemos una ingente cantidad de homenajes al género en muchos aspectos, la mayoría es muy posible que se me hayan escapado, aunque todo el tema de los Monitores y Presagio no deja de ser el obligado homenaje a Crisis en Tierras Infinitas, así como el concepto base, pero dando varias vueltas de tuerca al tema como era de esperar en alguien como Morrison. A pesar de que tenemos la mención a una añeja editorial de los años 40 como Major Comics, todo parece indicar que la mayor parte de los personajes son creación del escocés, aunque esto realmente no creo que suponga un mayor problema. Al fin y al cabo, el desfile de personajes, viejos o nuevos, no tiene mayor importancia porque apenas hay desarrollo en ellos. Todo es una herramienta para trazar un monumental escenario, con una cantidad inimaginable de protagonistas, los cuales están en conflicto unos con otros. Lord caos nos puede parecer una versión del Doctor Muerte, o podemos ver sobre el pecho de tronador un símbolo que nos suene al icono de Masacre; incluso podemos ver a varios personajes que nos recuerden a miembros de los Vengadores, y a multitud de versiones de los clásicos integrantes de la Liga de la Justicia. Pero en el fondo, nunca llegaremos a saber si la intención de Morrison es homenajear lo que pensamos que quiere homenajear, o simplemente es un complejo juego en el que intenta hacer cómplice al lector para que saque sus propias conclusiones.
Desde luego, es un tebeo inteligente, con muchas dosis de creatividad, casi por página; un homenaje a los superhéroes, me atrevería a decir en general sin tener en cuenta la editorial; y un concepto brutal que desglosado solo en apenas 40 páginas demuestra una vez más que clase de autor es Morrison, quizá uno de los pocos capaces de esta proeza, y a la vez de esta locura. Además, cuenta con el dibujo de Ivan Reis, lo cual añade aún más valor si cabe al arranque de este proyecto. No obstante, a mí me ha dejado un sabor agridulce. Yo respeto mucho cuando un autor trata a sus lectores como personas inteligentes, incluso si los hace partícipe de su obra, pidiéndoles que sean una parte activa y pongan de su parte. Pero yo creo que este número, para ser una presentación, es excesiva la cantidad de conceptos que suelta. Seguramente en futuras relecturas (si alguien tiene tiempo para eso en los tiempo que corren) mejore la experiencia lectora, pero a pesar de las genialidades, del metalenguaje y de todo lo demás, me deja un poco indiferente. Entre tanto guiño y homenaje creo que se pierde uno de los factores principales del cómic: la historia. Y esto para mí es capital. Y en esta grapa no veo ni a donde nos quiere llevar, ni que pretende el autor. Porque, sinceramente, si todo se va a reducir a una batalla por la supervivencia del Multiverso y a la presentación de un cantidad enorme de personajes sin que de tiempo ni a asimilarlos, ni mucho menos a desarrollarlos o a que el lector se pueda sentir traído por alguno, bajo mi punto no se necesitan tantas alforjas para este viaje...
A continuación, he leído
El Multiverso Nº 2: La Sociedad de los Superhéroes.
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En esta historia quizá los lectores más veteranos de DC se sientan un poco más cómodos, ya que tenemos a una serie de personajes bien conocidos, aunque sean versiones diferentes. Básicamente se podría decir que tenemos una versión de la Sociedad de la Justicia que tiene un toque pulp, propio de las aventuras ambientadas en los años treinta y cuarenta, a pesar de incluir superpoderes y magia. No obstante, creo que es una combinación que encaja muy bien incluso con el grupo original, lo cual resulta interesante verla explorada en esta versión afincada en Tierra 20. A mí lo que más me ha llamado la atención, más allá del tono aventurero, es la inclusión de una especie de evento que ocurre cada cierto tiempo, el cual provoca la colisión de dos Tierras. A mí es que me parece una alusión muy clara al tema de las incursiones de Hickman. Es prácticamente un homenaje de otro homenaje, por así decirlo, teniendo en cuenta que la base de todo siempre recuerda a Crisis en Tierras Infinitas. De hecho, esta sensación aumenta cuando Vandal Savage tiene la feliz idea de
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Esta es una historia mucho más convencional, que cuenta con el dibujo de Chris Sprouse, donde creo que se utiliza un plantel de personajes mucho más manejable y asequible para el lector. No es tanto por la complejidad de la narrativa del primero, sino que hay una mejor contemporización de la narración para que el lector pueda ir asimilando la trama. También hay que reconocer que ambos números tienen la misma base: grupos de superhéroes que se reúnen para afrontar la crisis del Multiverso y que, de forma aislada, cada realidad la vive a su manera particular. Por lo tanto, se van asimilando el concepto por su reiteración. Tampoco se abusa del guiño/homenaje, hay cierto equilibro con la evolución del argumento, aunque a simple vista apenas hayamos avanzado nada.
Me ha gustado más el segundo número que el primero, pero de momento, creo que Morrison ha querido enredar demasiado la madeja y se está perdiendo en elementos que son puramente una frikada, por llamarlo de alguna forma, sin que la historia tenga un trasfondo interesante, sin tener que reducirla al enésimo homenaje al género, al estilo poco convencional del escocés. Aún queda mucho camino por recorrer, y posiblemente cambie de opinión, pero teniendo en cuenta las bases iniciales, aparte del más que evidente empleo de la narrativa y el metalenguaje, veo poca originalidad aquí. Sí en el método, pero no en el fondo. Bajo mi punto de vista, esto lo firma otro que no es Morrison y lo tachan de fumada gorda. Espero poder cambiar de opinión en los próximos números...